"Esta autorización permitirá un mayor flujo operacional para nosotros y nuestros clientes en este momento crucial y en las próximas décadas", señalaba en un email recogido por Euractive la compañía Chenerie, operadora de los gasoductos de Sabine Pass, Luisiana y Corpus Christi. Esta nueva ampliación aceleraría el objetivo de convertirse en el mayor exportador mundial en términos de GNL del mundo para finales de este 2022, según comunicaba el propio Gobierno estadounidense.
Para poder recibir esas ingentes cantidades de GNL, Europa necesitaría mejorar su infraestructura de interconexión entre los países que poseen regasificadoras de GNL. Especialmente con los países del centro, norte y este del continente, los más dependientes del gas ruso.
Uno de los inconvenientes del GNL es que es más caro que el que proviene a través de gasoductos, y haría que el precio de la luz siguiera alto. Requiere ser licuado, transportado en grandes buques a través del océano, después volver a ser gasificado y, por último, transcurrir de nuevo por gasoductos. A todo este proceso se le suma el inconveniente de tener que competir con la alta demanda asiática de GNL.