Con ellas surte en un alto porcentaje, además de con su huerto exterior, las necesidades culinarias del restaurante del que saca sus propios fertilizantes naturales.
De manera autodidacta, ha investigado, leído y consultado para descubrir qué podía reciclar de las cocinas de Casa Elena para ayudar a que la tierra fuera más fértil y así sus plantas crecieran con más fuerza. Por el momento, el café que emplea en la sobremesa de sus clientes le sirve para acidificar (proporcionarle cierta acidez) y subirle el ph, repeler a los caracoles, las babosas y las hormigas y mejorar la estructura del suelo. Con las cáscaras de huevo, sin embargo, consigue reducir la acidez y aportarle calcio. Con la ceniza del yakitori que disponen en cocina consigue corregir la acidez del suelo y aportarle a la tierra potasio, fósforo, magnesio y calcio.
También fabrican su propio humus de lombriz que emplean para neutralizar el ph de la tierra y aportarle distintos nutrientes necesarios durante todo el proceso de cultivo. Y elaboran purín de ortiga casero para fortalecer las plantas y hacerlas más resistentes ante los hongos y las plagas.
Todo un proceso completo 100% natural para proveer sus platos del máximo porcentaje de producto ecológico y km.0. En este invernadero se pueden encontrar flores comestibles como el geranio, clavel, pensamiento, violetas, caléndula, crisantemo, verbena, begonia… Aromáticas como tomillo, romero, anís, perifollo, borraja, eneldo, hinojo, lavanda, salvia, estevia, hierbabuena… Y verduras como remolacha, puerro, rábano de punta blanca, tomate rosa, roma y delicia o fresas silvestres y fresones.