El nuevo movimiento no ha sido inesperado del todo, puesto que en febrero Coca-Cola ya comunicó a la Comisión Federal de Comercio su intención de hacerse con una participación mayor de Bodyarmor. La adquisición reafirma la apuesta de Coca-Cola por entrar a competir con su rival Pepsico y su producto estrella (Gatorade), la bebida más vendida en la categoría de energéticas para deportistas, con una cuota de mercado del 70% en todo el mundo, muy por encima del resto de sus competidores. Los analistas han dado el visto bueno a la operación. “La compra será positiva para Coca-Cola, ya que adquiere una compañía saneada que le permitirá controlar la distribución global de las bebidas, tal y como hizo cuando adquirió Monster”, señaló Kaumil Gajrawala, analista de Credit Suisse.
El catálogo de bebidas energéticas de Coca-Cola cuenta en la actualidad con las marcas Powerade y Aquarius, a las que se unirán las de la marca Bodyarmor, que el pasado ejercicio superaron en ventas a Powerade, convirtiéndose en la segunda más vendida del mundo, solo por detrás de Gatorade. Y en el desarrollo de ese catálogo tendrá un papel fundamental el fundador de Bodyarmor, Mike Repole, que se convertirá en asesor de Coca-Cola como parte del acuerdo de compra gracias a su dilatada experiencia en nuevos productos, ya que creó tres bebidas (Vitaminwater, Smartwater and Energy Brands) que ahora también forman parte del catálogo de la multinacional estadounidense.
La noticia apenas tuvo impacto en la cotización bursátil de la compañía, ya que los títulos apenas avanzaron un 0,59% en el arranque de la sesión hasta los 56 dólares. En marzo de 2020, coincidiendo con el arranque de la crisis del coronavirus, las acciones de Coca-Cola se desplomaron a 38,3 dólares y desde esa fecha han recuperado un 46,2% de su valor hasta lograr una cotización bursátil de 242.360 millones.