Pero su afán expansionista ha tropezado con un pueblo cabezota y correoso, liderado por un joven ex cómico que no tiene porque cerrar los ojos y obedecer ciegamente a alguien que solo intenta deshacer el camino andado por ese pueblo en busca de un régimen de libertades en el que crear una nación moderna ligada a la comunidad europea y al mundo occidental y no a la vieja y caduca Rusia.
Además, y en contra de sus cálculos la comunidad occidental ha actuado de forma imprevista uniendo sus esfuerzos y agrupándose en torno loa ucranianos.
De esa manera, las fuerzas invasoras rusas se han encontrado con una resistencia insospechada y de lo que Putin y sus militares esperaban que fuese un paseo triunfal de 24/48 horas se ha convertido en un asedio en toda regla que nadie sabe cuanto puede durar y que ha retratado la figura del zar ruso en toda su oscura dimensión.
En este contexto puede que la expansión se queda en regresión y en reforzamiento de los lazos fundacionales e la OTAN que adema redundaran en nuevos asociados, cerrándole el paso, definitivamente, a los rusos.
No es el camino mas fácil, pero si empieza a ser la probabilidad que Putin nunca hubiese querido que llegase, tan siquiera a intuirse como solución final.