Según los datos de su Observatorio de Morosidad, el periodo medio de pago del primer trimestre se situó en sus registros más reducidos desde 2015 (82,1 dias de media), en lo que consideran «una gestión prudente de la tesorería», pero que también implica una situación anormal del tráfico comercial: «las empresas están teniendo que tomar medidas para proteger su tesorería», ha asegurado Barceló, responsable de estudios de la patronal.
«Las microempresas son las que se están llevando la peor parte. Si se comparan los datos con los del primer trimestre de 2019, están sufriendo un mayor período de cobro, con un periodo medio de pago 15 días mayor al de hace cuatro años, cuando en empresas medianas se ha reducido en cinco días», según datos del Observatorio.
El tiempo en que las empresas abonan sus facturas ha crecido hasta los 82,1 días durante los últimos meses, desde los 80,3 días registrados en el cuarto trimestre de 2022, aunque esta situación obedecería a «la estacionalidad propia del arranque de año». En los últimos meses, este PMP ha mostrado una clara tendencia a la baja con el único repunte de este primer trimestre del año. Los buenos datos mostrados no son suficientes para Cepyme, que considera que siguen siendo «22 días más que lo que dice la norma».
Todos los sectores —agroalimentario, industria, construcción y servicios— están abonando sus facturas con más celeridad que en años anteriores, con la salvedad del subsector energético. Los comercios minorista y mayorista y la venta de vehículos son los sectores que registran periodos medios de pago récord desde el año 2007, algo que Cepyme justifica en el hecho de que sus dificultades financieras están siendo mayores.
Precisamente, el mayor coste de financiación también ha provocado que el coste de la deuda comercial se duplique respecto al de un año hasta los 2.649 millones de euros, el mayor desde 2011. «Cuando una empresa factura y no cobra, ha de financiar ese pago y asumir un coste. Y estas condiciones de financiación se han encarecido mucho por la inflación, porque suben los tipos y porque ha subido la mora», explicó Barceló. La deuda comercial agregada de las pymes ronda los 200.000 millones de euros según la patronal, situándose también en niveles de 2011.
Este coste de la deuda seguirá creciendo, previsiblemente, ante las subidas de tipos de interés que siguen en la agenda de los bancos centrales. «La previsión es que siga subiendo. A qué ritmo lo haga dependerá de las decisiones que se tomen, pero lo hará porque los tipos seguirán haciéndolo», apuntó Barceló.
El presidente de Cepyme, Cuerva, ha instado al Gobierno de España a que apruebe la nueva directiva europea de morosidad, aprovechando la presidencia rotatoria de la Unión Europea que comenzará en junio. «La morosidad es uno de los factores que lastran la competitividad de las pymes y su crecimiento, por eso trabajamos para que converja a unos ámbitos razonables». «El coste que tendríamos que afrontar las empresas para poder sufragar la deuda comercial es de 1.300 millones. Como no se paga a 60 días, tenemos que invertir otros 1.300 millones, el doble. Esto no se invierte en productividad, competitividad ni otros aspectos, y así se convierte en un lastre para el crecimiento».