Todo fue un espejismo
La verdad, la dura realidad es que cuando se analizan con calma algunas de sus actuaciones se descubre ese punto de golfillo, ese tufo a trampa, esa esencia maloliente que sus actuaciones tienen. No hay movimiento en su devenir político que no contenga esa esencia maloliente que, luego todo lo inunda. Así, desde su famosa trayectoria profesional en la Universidad, hasta la convocatoria electoral de ayer mismo, todo tiene ese doble fondo, ese rasero que a todo el que se acerca termina por salpicar, como a cualquiera de sus colaboradores, incluidos ministros, que solo en privado se atreven a comentar lo que de verdad piensa y no digamos nada de los que por las circunstancias que sean han dejado de serlo.
Evidentemente la decisión dé convocar elecciones no escapa de esta forma de actuar de Sanchez y lo que debemos de descubrir es lo que se oculta tras ella. La primera conclusión a la que se llega es que lo importante de esta decisión no tiene nada que ver con el interés nacional o el bien del Estado. No, estamos ante una necesidad perentoria de Sanchez, de evitar que su liderazgo entre en discusión. Nadie ha valorado el porque de una campaña local centrada única y exclusivamente en la figura del líder, pero los resultados no dejan margen a la duda: esa decisión fue un error que desembocó en un desastre mayúsculo que en un partido normal podría haber marcado el inicio de un examen a fondo de la labor del secretario general y todo su equipo. Y por ahí, Sánchez no esta dispuesto a pasar.
Su cabeza no ha superado y es posible que nunca supere, su expulsión temporal del partido y eso es así porque, además, aquella situación genero un nuevo personaje aun mas maléfico y manipulador que el joven afiliado que llego al Congreso de los Diputados con ansias de ser líder de su partido.
No hay mas que buscar las críticas a su gestión de estos años de ejercicio de poder. Aquel que lo ha intentarlo ha tenido que enfrentarse a todo tipo de críticas, presiones, descalificaciones, cuando no ceses. Solo algunos barones han sobrevivido a ese proceso, y como consecuencia de la desastrosa campaña política de estas elecciones locales solo ha sobrevivido uno de ellos el manchego García Page, el hijo político de Bono que ha sabido leer lo que podía pasar y ha sabido aplicar una formula muy personal de cómo entender la política castellana.
Una vez evitada la crítica y anuladas las baronías, y esta es la segunda conclusión, Sánchez tiene las manos libres para diseñar la nueva campaña, decidir quién va o no en las listas y fabricar un partido callado fiel, y obediente a sus decisiones. Volveremos pues a un presidente-candidato hiperactivo con un Falcon a su disposición y continuó descalificador de una “derecha ultramontana” que amenaza con eliminar todo vestigio de libertad y que por tanto hay que echarla de España.