Uno de los principales acontecimientos en el mercado de divisas en mayo fue el repunte del dólar estadounidense frente a la mayoría divisas. El índice del dólar estadounidense se apreció casi un 3% el mes pasado, y actualmente cotiza a su nivel más alto en más de dos meses. Los sólidos datos macroeconómicos han reforzado las expectativas de que la Reserva Federal podría volver a subir los tipos de interés en verano, y mantenerlos altos durante más tiempo de lo previsto inicialmente. Por el momento, la economía estadounidense está resistiendo bastante bien y los riesgos asociados a la crisis bancaria y al estancamiento del techo de la deuda se están disipando. Además, los incipientes signos de relajación del mercado laboral no han cuajado y las presiones de los precios siguen sorprendiendo al alza. Como resultado, los mercados no sólo han reducido significativamente las expectativas a favor de recortes de los tipos de interés en 2023, sino que también están empezando a dar por sentada una subida adicional en algún momento de este verano.
En el otro extremo se encuentra el euro, que fue una de las monedas del G10 con peor rendimiento en mayo (sólo por detrás de las divisas escandinavas). La moneda común cayó casi un 3% frente al dólar el mes pasado, y vuelve a cotizar por debajo de los 1,07 dólares. Inicialmente, la debilidad del euro se debió principalmente a la fortaleza generalizada del dólar. Sin embargo, los últimos datos económicos de la eurozona han sido bastante decepcionantes, sobre todo en Alemania, que ha entrado en recesión técnica tras dos trimestres consecutivos de contracción. Seguimos creyendo que a medida que se estrechen los diferenciales de tipos entre EE.UU. y la zona euro, el euro tiene margen para subir en los próximos meses. Sin embargo, creemos que esto será difícil hasta que las expectativas del mercado sobre la política monetaria del BCE se pongan al día con la realidad de los datos de inflación subyacente que se niegan a mostrar una relajación significativa.
A finales de mayo, la libra también cayó a mínimos de dos meses en torno al nivel de 1,23 frente al dólar estadounidense, aunque esto se debió principalmente a la fortaleza del billete verde. Las crecientes expectativas a favor de nuevas subidas de tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra permitieron a la libra recuperar parte de estas pérdidas a finales de mes, y de hecho la divisa británica terminó mayo como una de las que mejor se comportaron del G10. Los mercados esperan ahora más de cuatro subidas de tipos adicionales por parte del Banco de Inglaterra este año, y no descartamos un tipo terminal superior al 6%. Esto debería crear un entorno favorable para un repunte de la libra, sobre todo teniendo en cuenta que los datos económicos del Reino Unido siguen mostrando signos de resistencia.
En cuanto a los mercados emergentes, la mayoría de divisas perdieron terreno frente a un dólar estadounidense más fuerte en mayo. Uno de los movimientos más notables entre las divisas que cubrimos fue el del yuan chino. Tras superar el nivel de los 7,0 $ por primera vez desde diciembre, el par USD/CNY siguió subiendo a finales de mes. Aunque gran parte del movimiento puede atribuirse a la fortaleza del dólar, la preocupación de los inversores por la recuperación económica China post covid también ha influido. Por otro lado, las divisas latinoamericanas siguen mostrando una gran fortaleza, especialmente el peso colombiano, que sólo el mes pasado se apreció alrededor de un 7%.
La política monetaria de los bancos centrales seguirá siendo protagonista en el mercado de divisas este mes. En algunos casos, sobre todo en la eurozona, los mercados esperan ahora que los responsables de la política monetaria adopten un enfoque ligeramente menos agresivo debido a la relajación de las presiones inflacionistas y la preocupación por el crecimiento. Sin embargo, en otros casos, sobre todo en Estados Unidos, las expectativas de los inversores han dado un giro de 180 grados en el último mes, y ahora se esperan subidas adicionales que antes no se preveían. En este sentido, junio se presenta como un mes cargado de acción.
El primer banco central del G10 en reunirse en junio será el Banco de la Reserva de Australia (06/06). Tras la pausa en el ciclo de subidas del banco en abril, el RBA sorprendió a los mercados con una subida de 25 puntos básicos en mayo. El tono agresivo de las declaraciones del banco dejó la puerta abierta a nuevas subidas. El RBA señaló que podría ser necesario «algún endurecimiento adicional», aunque pensamos que esto depende ahora en gran medida de un empeoramiento de los datos económicos, en particular de la inflación. Por ahora, creemos que el RBA ha terminado de subir los tipos y que los mantendrá estables en su próxima reunión de junio, aunque no puede descartarse por completo una última subida de 15 pb hasta el 4,00%, u otro movimiento «estándar» de 25 pb en cualquiera de las próximas reuniones.
El Banco de Canadá se reunirá al día siguiente (07/06). Los responsables de la política monetaria han mantenido los tipos estables en las dos últimas reuniones, incluida la de abril. El banco ha dejado la puerta abierta a nuevas subidas, aunque no esperamos que se produzcan tan pronto como este mes, si es que llegan a producirse. La segunda semana de junio será clave, ya que en menos de 24 horas se reunirán la Reserva Federal (14/06) y el Banco Central Europeo (15/06). En su última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), celebrada en mayo, la Reserva Federal subió los tipos en 25 puntos básicos, al tiempo que insinuó que podría hacer una pausa en junio. Sin embargo, tras los acontecimientos de las últimas semanas, los mercados valoran actualmente en un 50% la probabilidad de una nueva subida de tipos en la reunión de junio, aunque, en nuestra opinión, el banco mantendrá los tipos estables por ahora.
Seguimos sin ver motivos para creer que el BCE vaya a detener todavía su ciclo de endurecimiento, sobre todo teniendo en cuenta que las presiones inflacionistas subyacentes no han disminuido. Los comunicados de los miembros del Consejo de Gobierno indican que es probable que se produzcan nuevas subidas de tipos en las próximas reuniones. Entre ellos se encuentran los de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, que en mayo subrayó los «significativos» riesgos al alza para las perspectivas de inflación, al tiempo que afirmaba que el banco «no estaba haciendo una pausa, eso está muy claro». En nuestra opinión, otra subida de tipos de 25 puntos básicos en junio, que ya se da totalmente por hecho en los mercados de swaps, es una certeza. El Banco de Japón se reúne un día después que el BCE (16/05). Todavía no hay indicios claros de un cambio hacia una postura agresiva que sugiera que el Banco de Japón está a punto de abandonar su política monetaria ultralaxa, por lo que cualquier otra cosa que no sea mantener los tipos sería una gran sorpresa.
El jueves 22 de junio será un día intenso, ya que el Banco Nacional de Suiza, el Norges Bank y el Banco de Inglaterra se reunirán con pocas horas de diferencia. En su comunicado de marzo, el BNS no descartó nuevas subidas, y creemos que el escenario está preparado para al menos otra subida de 25 puntos básicos en junio. El Norges Bank volvió a subir los tipos en mayo, al mismo tiempo que indicó que era probable otra subida en junio, sobre todo si la corona se debilitaba, como de hecho ha ocurrido. En cuanto al Banco de Inglaterra, el Comité de Política Monetaria volvió a subir los tipos en 25 puntos básicos en mayo por 7 votos a favor y 2 en contra, al tiempo que mantuvo su orientación futura sobre los tipos. En nuestra opinión, los comunicados de mayo fueron agresivos y coherentes con la continuación del ciclo de subidas en las próximas reuniones, incluida la de junio. En nuestra opinión, la mejora de las perspectivas de crecimiento y la ausencia de un descenso significativo de la inflación subyacente en el Reino Unido garantizan que el Banco de Inglaterra será probablemente uno de los bancos centrales más activos del G10 en el segundo semestre del año.
Por último, el Riksbank se reunirá la última semana de junio (29/05). En su última reunión celebrad en abril, el banco central subió los tipos en 50 puntos básicos, y añadió que era probable que volviera a subirlos para estabilizar la inflación en torno al objetivo en un plazo razonable. Por lo tanto, los mercados esperan otra subida de 25 puntos básicos en junio o septiembre. Dado que la inflación sigue muy por encima de las previsiones del Riksbank y de su nivel objetivo, sospechamos que el banco todavía tiene trabajo por hacer.
Los inversores volverán a prestar mucha atención a las próximas cifras de inflación de este mes, que siguen siendo de suma importancia para las divisas. En la mayoría de los casos, las tasas de inflación general parecen haber tocado techo, aunque esto tiene que ver en gran medida con la fuerte caída de los precios mundiales de la energía. En general, las tasas subyacentes de crecimiento de los precios al consumo, que excluyen componentes volátiles como los alimentos y la energía, siguen siendo elevadas y muy superiores a los objetivos de los bancos centrales, lo que justifica en muchos casos un endurecimiento adicional de la política monetaria.
* Datos de mayo
Como es habitual, también estaremos muy atentos a los índices PMI de actividad empresarial de S&P Global, uno de los indicadores más actualizados y que mejor miden el estado de la economía. Los índices PMI compuestos de los países del G3 volvieron a situarse en territorio expansivo en mayo, gracias al buen comportamiento del sector servicios. Por primera vez en mucho tiempo, se observan signos de divergencia en los índices PMI de EE.UU. y Europa, ya que los primeros alcanzaron nuevos máximos, mientras que los segundos cayeron ligeramente y decepcionaron. Dicho esto, los datos siguen siendo coherentes con un crecimiento sólido y se sitúan en niveles que no se corresponden en absoluto con recesiones. Una vez más, asistimos también a una dicotomía entre los sectores manufacturero y de servicios, con el primero en territorio de contracción y el segundo que sigue avanzando en todos los casos.
Si seguimos observando indicios de que las economías están resistiendo mejor de lo esperado, se reafirmaría nuestra opinión de que los temores de recesión son exagerados.
Como ya se ha mencionado, creemos que la agitación en el sector bancario y los temores sobre la crisis del techo de deuda estadounidense han quedado atrás, por lo que los mercados volverán a centrarse en los datos económicos, especialmente en las próximas cifras de inflación, que siguen siendo clave para la política monetaria de los bancos centrales. A pesar del reciente ajuste de las expectativas de tipos de interés en EE.UU., seguimos creyendo que los diferenciales de tipos de interés entre EE.UU. y la mayoría de las principales zonas económicas se reducirán este año. Sin embargo, es probable que esta opinión se ponga a prueba si la Reserva Federal sube los tipos o insinúa que podría endurecer aún más su política en la reunión de junio del FOMC, que parece que se perfila como un acontecimiento de riesgo clave para los mercados financieros.