Y los problemas están en todas las formaciones. Si miras a la derecha resulta que la victoria y el entusiasmo que le acompaño se enfrenta a la realidad de los números y ni la victoria fue tan rotunda, ni muchos gobiernos van a llegar a sus afiliados con facilidad. Pactar para cerrar las mayorías es un esfuerzo añadido que además desgasta y `para el que no hay tiempo, puesto que la nueva convocatoria manejada desde el poder es totalmente distinta si se hace desde la oposición, o ni tan siquiera desde ella sino en el limbo político por culpa de una negociación enquistada o imposible.
Pero por mucho que se mire, incluso desde la atalaya de La Moncloa, la situación de los socialistas no es mucho mejor, aunque la panorámica sea distinta. Los derrotados no lo han sido tanto y todavía darán guerra, entre otras cosas porque esa es una de las especialidades de su líder: renacer cual ave fénix de sus propias cenizas.
Esta vez, no parece tenerlo tan fácil y además tendría que romper con varias tendencias electorales como la de que el que gana las municipales, hasta hoy ha ganado las siguientes generales o que las historias electorales del líder socialista no son especialmente brillante y se lleva mal, muy mal con las urnas.
Si a todo ello se le suma el complicado panorama de sus principales socios de gobierno habrá que aseverar que la situación de la izquierda progresista que gobierna es tan delicada o incluso mas que la de la derecha que aspira a volver a gobernar.
Y es que como aquel quien dice quedan faltan unas pocas semanas para el evento y esta todo por hacer.