La escasa “fuerza política” del socialismo de Sánchez hace que su situación sea de tal debilidad que ha tenido que permitir los desastres legislativos de Podemos y sui incompetencia manifiesta para gobernar en nm barre de todos y nos para los amiguetes o la galería. En esa situación de debilidad extrema y con el escándalo de los violadores saliendo de las cárceles puede que Sánchez se tome en serio su salida del gobierno camino de algún destino prestigioso para su escaso currículum.
En efecto, los rumores de que don Pedro se está pensando no presentarse a las elecciones de fin de año empieza a cobrar cuerpo ya que de ser derrotado por Feijoo la salida sería imposible, pues su teórico prestigio como líder de la izquierda europea habría desaparecido.
En ese ambiente cobran, aún mas, fuerza las palabras de la vicepresidente Diaz queriendo calmar a los suyos cuando en los pasillos del Congreso sostenía que si se trabaja de forma conjunta y se coloca en el «centro el consentimiento», los socios se podrán poner de acuerdo.
Pero el problema no es Diaz que, guste o no se siente muy cómoda con Sánchez, sino en su ex partido, Podemos que sigue mostrando su oposición a la propuesta socialista de modificación de la ley al entender que supone regresar al Código Penal que propició la polémica sentencia de ‘La Manada’ y considera que desplaza el concepto del consentimiento dentro de la ley.
En tono conciliador ante el clima de tensión entre los socios y sin críticas a ninguna de las dos partes, Díaz ha hecho «un llamamiento a la serenidad, a encontrarnos y tender la mano; hacerlo con los avances (…) La ley ‘solo sí es sí’ es un extraordinario avance para las mujeres de este país», ha recalcado para subrayar que el camino es seguir «ensanchando derechos».
Sin embargo, la postura de la vice parece ser una gota de agua en un mar embravecido en el que ya nadie obvia la posibilidad de ruptura o de fin del matrimonio político entre ambas formaciones que les ha permitido disfrutar de meses y meses gobernando a su manera y disfrutando de las prebendas del poder que no quieren abandonar, precisamente por esta última circunstancia, pero que puede suponer un enorme varapalo para el próximo futuro de ambas formaciones que, de salir derrotadas correrían incluso el riesgo de desaparecer como tales sobre todo las siglas podemitas.