Otra cosa, que ha todos nos gustaría, sería analizar y buscar las causas de esa derrota y donde están sus bases para triunfar, pero mucho me temo que eso no llegara nunca, al menos, mientras Sánchez siga mandando en su peculiar socialismo que ni se arrepiente de sus errores ni pide disculpas por ello. Pero de ahí a preparar unas candidaturas llenas de ministros, ministras y ministres hay un abismo y por los que se está filtrando desde la misma Moncloa todo indica que la vicepresidenta tercera, Ribera, y la ministra de Defensa, Robles, irán como número dos y número cuatro, respectivamente, en las listas del PSOE que encabeza Sánchez por Madrid.
Además, todo apunta a que el ministro Bolaños irá como número tres en las listas de Madrid. Por otro lado, Carmen Calvo apunta a las listas por Andalucía, y Ábalos por la Comunidad Valenciana, estas últimas encabezadas por la ministra de Ciencia, Morant.
Como todo el mundo recuerda, Ribera acudió a las últimas elecciones generales como número cuatro al Congreso por Madrid, con el número dos ocupado en aquella ocasión por Carmen Calvo, que esta vez parece que aparecerá en las listas por Córdoba, encabezadas por Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. Por su parte, todo apunta que Montero será cabeza de lista por Sevilla, y tendrá como número dos al vicepresidente de la Cámara Baja, Rodríguez Gómez de Celis. Además, Gómez, ministro de Industria, ha mostrado su interés en volver a liderar las listas por la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Es decir, los primeros que se aseguran los garbanzos son los propios ministros del gobierno a sabiendas de que la derrota es posible y eso conllevaría la perdida de puesto e ingresos económicos de cierta importancia de la que hoy disfrutan y estos últimos hay que asegurarlos con los emolumentos que corresponden a un diputado, por si, efectivamente, viene mal dadas y los garbanzos peligran.
Es decir se repite nuevamente la historia nada edificante de los políticos que huelen la derrota y tratan de salvar, primero sus muebles, y después todo lo demás