La última propuesta de la Comisión Europea, denominada Euro 7, supone un desafío adicional para una industria ya en transformación.
De acuerdo con el análisis de Crédito y Caución, la carga financiera generada por la nueva normativa supondrá un reto adicional para los fabricantes de vehículos, pero los riesgos financieros más graves se trasladarán a sus proveedores de segundo y tercer nivel. La Euro 7 repercutirá en el riesgo de crédito de toda la cadena de valor automotriz pero su impacto potencial más severo se centrará en los Tier 3, que suministran las materias primas, y Tier 2, que fabrican las piezas necesarias para la fabricación de componentes.
“En algunos casos, ya están en serio peligro financiero. El aumento de los costes de los insumos en términos de materias primas y mano de obra, un entorno crediticio más restrictivo y la necesidad de invertir en el cambio al vehículo eléctrico han generado fragilidad en el sector. La normativa Euro 7 podría empujar a los niveles dos y tres hacia la insolvencia, al quedarse sin fondos para cubrir tanto las nuevas normas de emisiones como la transición al vehículo eléctrico. La reducción de las ventas de coches de combustión más pequeños y relativamente más caros también afectaría a los fabricantes de equipos originales y a su red de proveedores”, explica la nota difundida por la aseguradora de crédito.
La propuesta actualmente en debate y su calendario de aplicación enfrenta la oposición concertada de fabricantes, proveedores y algunos miembros de la Unión Europea. «No está claro que la propuesta pueda continuar en su forma actual, ya que habrá objeciones masivas por parte de la industria y de algunos países afectados. Exigirán un equilibrio y que la propuesta flexibilice su apretadísimo calendario», añade la nota. Los posibles ajustes se llevarán a cabo antes de julio de 2025, fecha prevista para la entrada en vigor de las nuevas normas para turismos y vehículos comerciales ligeros