La compañía realiza así su segunda operación pública en lo que va de año, antes de presentar los resultados del primer semestre y tras los bonos híbridos que emitió en enero. Según la empresa, las buenas condiciones obtenidas ponen de manifiesto la solidez de su solvencia así como la confianza que los inversores siguen depositando en ella, manifestada ya en las últimas operaciones de noviembre de 2022 y enero de 2023. Dichas emisiones llegaron después de la actualización del plan estratégico de Iberdrola para el período 2023-2025, que tuvo lugar en Londres a principios de noviembre ante los principales analistas bursátiles.
En esta nueva operación de financiación participaron 142 inversores, distribuyéndose la colocación en Francia (34%), Alemania-Austria (21%), Benelux (17%), Reino Unido (16%) y otros países europeos (12%). Esta actuación, incluida en el programa de emisión de obligaciones a medio plazo de Iberdrola, se ha colocado en su mayoría (87%) entre inversores ESG, por lo que la entidad “continúa diversificando su base inversora y ampliando la demanda, lo que mejora la ejecución de estas operaciones en momentos difíciles de mercado”, según explica la compañía.
Según los datos ofrecidos por la empresa, la colocación han participado ocho bancos: Barclays, Citi, Crédit Agricole, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Sumitomo, JP Morgan y Unicaja-Kenta Capital, en un contexto de mercado menos volátil tras la mayor certidumbre respecto al nivel de los tipos de interés terminales en las distintas economías, aunque aún complejo.
Con esta nueva emisión, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán “continúa con su liderazgo en financiación sostenible”, con más de 50.000 millones de euros de volumen en operaciones vivas, de los cuales cerca de 18.500 millones de euros son bonos verdes (incluyendo esta nueva operación de 850 millones de euros).