Y como la tensión es la que es, y las acusaciones se producen sin solución de continuidad todo el mundo cercano a esa pelea elucubra sobre que y como se dirán las cosas los dos lideres políticos del momento, Las apuesta son variadas e incluso los grandes ausentes tratan de descalificar la validez del debate por ser simplemente la constatación del bipartidismo fenómeno contra el que ellos luchan.
Sin embargo, y pese a esas teóricas posiciones antagónicas, es mas que probable que uno de los puntos de máxima fricción del debate sea la política de pactos que parece será obligada tras las elecciones
Así que con toda probabilidad, Sánchez atacará a Feijóo, con el «retroceso» que según los esquemas socialistas suponen los pactos con Vox que está suscribiendo el PP tras las elecciones del 28 de mayo y que, según los socialistas, están llevando a una «derechización» de los ‘populares’. A su vez, el candidato popular recordará que no puede dar «lecciones» de pactos quien ha sellado los «pactos de la vergüenza» recordándole, además que no puede volver a ser presidente sin el apoyo de Bildu o ERC.
En este contexto, ambos equipos son conscientes de la importancia del debate y su posible trascendencia en los diez días siguientes, pero lo mas curiosos es el hecho de que Sánchez, el que teóricamente menos debe de tener en un debate por no se el aspirante es el que en serio se lo ha tomado y se ha encerrado durante tres días para preparar su intervención. Las interpretaciones de este hecho son libres, pues tan peligrosa es la confianza como el temor, pero de momento lo que en estos momentos se trasmite a la opinión pública es que Sanches teme perder y tratara con toda su artillería de destrozar al candidato y evitar así la debacle socialista. Por ello hay muchos expertos que se esperan un debate sucio y bronco que no aporte ningúna clarificación al electorado.