El estratega jefe macroeconómico de Inversis, Muñoz-Alonso, constata una disminución de la incertidumbre en los mercados a medida que se han ido consolidando las previsiones del primer semestre como la contención de la inflación, la normalización del mercado energético, la desaceleración del crecimiento económico y el previsible final de subidas de tipos por parte de los bancos centrales.
Aunque los mercados se han recuperado en todos los segmentos, los inversores mantienen la cautela, moviendo sus posiciones hacia la liquidez y la renta fija. Una situación que, siguiendo la serie histórica, podría ser la antesala de fuertes revalorizaciones en renta variable en el corto plazo. Esta cautela se mantendrá hasta que no se despejen ciertas dudas. Hay cinco compañías tecnológicas que son las que han protagonizado la subida de la renta variable, todas ellas del ámbito tecnológico y relacionadas con la inteligencia artificial (IA), pero el resto del mercado sigue con movimientos planos o negativos. «Hay que esperar para comprobar si estas ganancias se extienden a más sectores a medio plazo, ya que sigue existiendo en el mercado una cierta sensación de fragilidad», advierten en Inversis.
Las economías de muchas zonas están dando muestras de una fortaleza mayor de lo previsto, gracias en buena parte al impulso fiscal durante la pandemia, al aumento de la capacidad de ahorro y las ayudas recibidas. Sin embargo, la persistencia de la inflación en niveles altos está provocando que el riesgo de recesión aumente como consecuencia de la escalada de tipos de interés. Riesgos que vendrán marcados por el endurecimiento de las condiciones financieras, la vulnerabilidad del sector bancario, una alta inflación o la geopolítica.
Europa ya está en recesión, entró en el primer trimestre del año, aunque todo sugiere que es moderada y poco profunda. Los indicadores apuntan a que la economía europea crecerá modestamente en el segundo trimestre para terminar el año en el 0.9%, sin descartar una doble recesión a final de año si se endurecen las condiciones del BCE.
En el caso europeo, la inflación da muestras de resiliencia. Los precios en Europa mantienen la tendencia bajista por la caída de energías y alimentos, pero la subyacente se acelera en junio, aunque parece haber tocado techo. Aun así, hasta 2025, el BCE no espera llegar al objetivo de inflación del 2%, lo que hace prever año y medio más de tipos elevados. En EEUU, por el contrario, se ha revisado al alza la estimación de crecimiento de la economía hasta el 1% para 2023. La resiliencia se sustenta en el consumo, especialmente de servicios, y en la bolsa de ahorro, pero aparecen síntomas de ralentización que hacen prever la entrada en recesión, aunque corta y poco profunda.
En cuanto a la inflación, las bajadas se han acentuado en junio, al 4%, aunque la subyacente se desinfla a menor ritmo y aún se mantiene por encima del 5%, acusada por los efectos de los salarios. Su evolución dependerá de los precios de la energía, la vivienda y la demanda de bienes y servicios, y es previsible que se necesite al menos dos años hasta ver la inflación en niveles deseados por la FED.
En cuanto a China, su economía se está comportando peor de lo esperado tras la política Covid, con continuas correcciones a la baja. La clave parece estar en una notable caída de las exportaciones y en que se mantiene la incertidumbre en el sector inmobiliario. En la segunda mitad del año podría volver a niveles esperados. «Seguramente veremos subidas de tipos en la Fed, ya que la pausa de junio se debe entender como una concesión a algunas regiones de EEUU que exigían corregir asimetrías internas. Todo invita a pensar que la Fed tiene preparadas dos subidas más antes de final de año con el claro objetivo de situar la inflación subyacente por debajo del 4%», apuntan en Inversis.
Por su parte, el BCE recorta distancias con la Fed, subiendo un 0.25 en junio y situando la tasa en el 3,5%, la más alta en 20 años. La determinación de seguir subiendo tipos es clara, forzada por los salarios, cuya presión no se espera que se reduzca en el corto plazo. El regulador europeo no espera alcanzar el objetivo del 2% hasta 2025, lo que hace prever nuevas subidas durante bastante tiempo.
Estrategia de Asset Allocation de Inversis
«En renta fija, mantenemos la apuesta por el riesgo soberano, todavía con duraciones cortas, aunque dependiendo de la evolución de las políticas monetarias podríamos extender su duración a partir del verano. Preferencia por bonos americanos e infraponderados en periféricos. En cuanto al crédito, reducimos posiciones en grado de inversión y apostamos por el europeo, con primas de riesgo más actuales, y por bonos de calidad. Por último, en Crédito High Yield, observamos interesantes retornos, pero aún por los riesgos crediticios», explican en Inversis.
En renta variable, el buen comportamiento de los índices enmascara la realidad. Solo 5 valores – Amazon, Apple, Alphabet, Nvidia y Microsoft- representan casi el 90% de las subidas. Sin ellos, el S&P se hubiera desinflado más de un 1.5%. Los analistas esperan una recuperación del índice para la segunda mitad del año después de sumar tres trimestres de contracciones.
Finalmente, por sectores, «mantenemos la posición sobreponderada en tecnología, consumo diferencial y salud, infraponderados en financieras, inmobiliarias y consumo básico, más optimistas en EEUU que en Europa».