El Tesoro español inauguró el año con una emisión de letras a 12 meses al 2,983%, el nivel más alto en más de una década, tras lo que los pequeños ahorradores se han lanzado a la compra de estos productos. Esto ha provocado largas colas en las oficinas del Banco de España y la saturación de la web del Tesoro, las fórmulas más baratas para la compra de deuda pública por parte de los particulares.
El rendimiento que ofrecen a día de hoy las letras no obedece al riesgo de España, sino que es un reflejo de cómo se encuentran las curvas de deuda con las alzas de tipos. La rentabilidad que se exige a las letras españolas se sitúa en línea con lo que pagan los países de nuestro entorno. El pasado 6 de febrero Alemania vendió 4.777,5 millones en letras a nueve y tres meses al 2,79% y 2,445%, frente 2,83% y 2,182% de las referencias españolas al mismo plazo. Por su parte, las letras a un año de la locomotora de Europa abonan un 2,4%. El mismo día que Alemania, el Tesoro francés vendió 1.296 millones en letras con vencimiento en junio al 2,573%. Por su parte las letras a 12 meses galas alcanzan el 2,75% frente al 2,55% de los Países Bajos o el 2,79% de Bélgica.
Los países periféricos como Italia y Portugal, que hace 10 años se situaron en la diana de los inversores y cuyos desequilibrios financieros llegaron a poner en duda el proyecto europeo, ofrecen el 3% y el 2,79%, respectivamente. Es decir, como ocurre en otras referencias como la deuda soberana a 10 años, las diferencias entre los considerados países seguros y los periféricos son muy reducidas. La naturaleza de los rendimientos actuales no se debe a los desequilibrios macroeconómicos, sino que tienen su explicación en el ajuste monetario.