Las previsiones, según señala la CEOE, en su análisis, vislumbran una cierta desaceleración de la economía española que se hará más patente tras el verano, debido a las tensiones geopolíticas, el impacto de la política monetaria restrictiva y la inflación en el consumo y la inversión de familias y empresas españolas, y al aumento de los costes empresariales, que puede afectar al empleo, como ya se está vislumbrando en la industria.
Ante esta situación, CEOE reitera la necesidad de que se configure un Gobierno que garantice la estabilidad política e institucional y la seguridad jurídica imprescindibles para generar un clima de confianza capaz de evitar la parálisis ante la incertidumbre y de estimular la inversión y la actividad empresarial como garantía del empleo y de la sostenibilidad de nuestro sistema de protección social.
El número total de afiliados a la Seguridad Social alcanza las cifras más elevadas de la serie histórica, con más de 20,8 millones de personas ocupadas -20.891.885-, en un mes en el que tradicionalmente aumenta el empleo al coincidir con la temporada estival y la relevante incidencia del sector turístico en su creación. Asimismo, la firma del V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva ha supuesto un marco de estabilidad y reducción de incertidumbre que se refleja en los resultados del mercado laboral.
No obstante, la incidencia negativa del contexto incierto en el que nos movemos se hace patente en una subida de la afiliación menor que la producida de media en los meses de julio del periodo prepandemia -2014 a 2019-, cifrada en 52.196 personas, y un descenso del paro que se encuentra alejado también de la media en dichos años, situada en 41.023.
Esto denota una cierta ralentización en la creación de empleo y en la caída del paro, lo que resulta inquietante pues, pese a tener la cifra más baja desde 2008, el desempleo se sitúa en España en 2.677.874 personas, con la tasa más alta del entorno europeo, sin tener en cuenta los desempleados con disponibilidad limitada o demanda de empleo específica, que situarían el desempleo real en 3.179.629 personas.
Esta circunstancia requiere seguir avanzando en el refuerzo de mecanismos que faciliten el ajuste entre la oferta y la demanda de empleo -políticas activas de empleo, movilidad y formación a lo largo de la vida- para dar respuesta a las necesidades actuales y futuras del mercado de trabajo.
En cuanto a las condiciones laborales, hay que destacar que casi cuatro de cada 10 contratos formalizados en julio son indefinidos, con lo que se sitúa la temporalidad en mínimos históricos del 15% de los afiliados, con especial incidencia en las mujeres y en los menores de 30 años. Hay que poner en valor el compromiso demostrado por el sector privado con la reducción de la temporalidad y la mejora de la calidad del empleo, como demuestra el intenso descenso en el empleo temporal, frente a las cifras de temporalidad que presenta el sector público.
Por su parte, el Régimen de Autónomos cae en 6.819 personas en julio, arrastrados por la caída del sector educativo en 4.435 personas, al tiempo que se mantiene el desplome del comercio hasta las 18.293 personas, respecto al mismo mes del año anterior, lo que denota la grave incidencia de los incrementos de costes y de la incertidumbre.