Muestra que la composición de género entre los demandantes de segunda residencia se reequilibra en 2023, siendo el 53% hombres y el 47% mujeres, unos porcentajes mucho más cercanos que los de 2022, cuando eran de 63% y 37%, respectivamente. En cuanto a la edad media, ésta aumenta hasta los 43 años, dos más que en 2022 y tres por encima de la edad de dos años antes.
Por forma de convivencia, el 39% vive en pareja y con hijos, mientras que el 23% lo hace únicamente en pareja. El 15% vive solo/a, un porcentaje que supone cinco puntos porcentuales más que el año anterior. De este modo, los compradores de segunda residencia -entendiendo como tales a los que han comprado o intentado comprar- presentan un retrato tipo de bastante más edad (48 años, frente a los 37 de los arrendadores) y un nivel socioeconómico muy marcado por las clases alta y media-alta, ya que estos colectivos representan al 65% de los compradores de segunda residencia. Por otra parte, entre los inquilinos solo un 29% viven en pareja con hijos, mientras que los compradores en esta situación suben hasta el 47%.
El perfil de ambos grupos de demandantes muestra además una diferencia fundamental entre ellos que tiene que ver con la propiedad. De este modo, el 90% de quienes demandan segunda residencia para comprar ya son dueños del inmueble en el que residen actualmente. Entre los demandantes de vivienda en alquiler este porcentaje se queda en un 58%. «Aunque la demanda de compra de esta tipología sigue estando protagonizada por la compra, es llamativo que, en tan solo un año, el interés por alquilar una segunda residencia haya crecido tanto», comenta Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
«Sabemos que el encarecimiento hipotecario ha apaciguado los deseos de un volumen muy importante de compradores, pero hasta ahora no se había detectado que la movilidad laboral fuese el principal impulsor del aumento de la demanda de alquiler, ya que en ejercicios anteriores esta opción siempre había permanecido con porcentajes reducidos. Pero la flexibilidad que ofrece esta opción habitacional, además de la escasa inversión en gastos de mantenimiento, hace que el alquiler de segundas residencias esté ganando cada vez más terreno».