La Comisión Europea ha actualizado sus previsiones económicas. Para España, estima que el Producto Interior Bruto (PIB) registre en 2023 un avance del 1,4%, lo que supone cuatro décimas por encima de la anterior previsión. De cara a 2024, los cálculos apuntan a un crecimiento del 2%. En cuanto a la inflación, la rebaja también cuatro décimas y ahora prevé que se reduzca hasta el 4,4% en 2023 y el 2,3% en 2024.
Se espera que la actividad económica se recupere gradualmente en la primera mitad de 2023 y gane un mayor impulso en la segunda mitad del año. Como explica el documento, España capeó relativamente bien los impactos negativos desatados por la guerra de Rusia contra Ucrania en 2022. La resiliencia de la economía se vio respaldada por el fuerte repunte del turismo durante la temporada de verano y el dinamismo del consumo privado, apoyado también por la evolución positiva del mercado laboral.
Así, la economía española registrará un crecimiento superior al previsto para la zona euro y la Unión Europea (UE). Para 2023, se calcula un PIB del 0,9% y 0,8%, respectivamente, mientras que para 2024 sería del 1,5% y del 1,6%. Respecto a la evolución de los precios, la Comisión Europea señala que la transmisión de la inflación energética a otros componentes de la canasta se ha acelerado considerablemente. Por ello, esperan que esto eleve la inflación subyacente a niveles altos en 2023, particularmente en la primera mitad del año, en medio de la presión persistente, especialmente de los precios de los alimentos y los servicios, y en 2024.
No obstante, prevén que los obstáculos inflacionarios de este año se atenúen parcialmente con las medidas implementadas por al Gobierno para mitigar el impacto de los altos precios de la energía. Las previsiones de inflación sitúan a España por debajo de la zona euro y de toda la UE, donde Bruselas estima que los precios caerán hasta el 5,6% y 6,4%, respectivamente, para 2023 y hasta el 2,5% y 2,8%, respectivamente, para 2024.
Durante los últimos meses de 2022 la economía de la UE ha experimentado una serie de avances positivos. Como destaca la Comisión Europea, «la resiliencia de los hogares y las empresas ha sido impresionante». A pesar del shock energético y la consiguiente inflación récord, la desaceleración en el tercer trimestre resultó más suave de lo estimado previamente y en el cuarto trimestre, la economía de la UE logró un estancamiento generalizado, en lugar de la contracción.
Sin embargo, la economía de la UE sigue acosada por desafíos. La inflación subyacente volvió a aumentar en enero. Los consumidores y las empresas siguen afrontando elevados costes energéticos y las presiones inflacionistas siguen ampliándose. Pero, aunque la incertidumbre en torno al pronóstico sigue siendo alta, «los riesgos para el crecimiento están equilibrados en términos generales».
«La economía de Europa está demostrando ser resistente frente a los desafíos actuales. Pudimos evitar por poco una recesión. Somos algo más optimistas sobre las perspectivas de crecimiento y la caída proyectada de la inflación este año. Pero aún enfrentamos múltiples desafíos, por lo que este no es momento para la autocomplacencia», matiza el documento