Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 -último año disponible- salieron de España 19.622 jóvenes con formación superior, una cifra que representa el 0,77% del total de ciudadanos de entre 25 y 29 años (2,5 millones). En 2020, influido por la pandemia, el porcentaje fue del 0,55%, y un año antes, en 2019, la proporción era del 0,74%. «No parece que sea una cosa masiva (la emigración de jóvenes)», asegura el director de Randstad Research, Bote, quien detalla que esa emigración «se ha ido diluyendo» desde 2015 hasta tener unas 2.000 salidas netas, «lo que supone aproximadamente que uno de cada 1.000 jóvenes sale cada semestre». Con todo, Bote señala que «está empezando a ser más frecuente que personas cualificadas que viven en España trabajen para una empresa de otro país en remoto», ya que el teletrabajo ha abierto ese tipo de posibilidades.
«Nuestros graduados tienen muy buen nivel. Un ingeniero español es un buen ingeniero de acuerdo a estándares internacionales», explica Bote, lo que supone que empresas de otros países contemplen como una buena alternativa contratar a trabajadores en remoto en España «con un salario menor al que podría tener al que pagar en el país de origen (de la empresa)».
Para el director de Randstad Research, el conocimiento de idiomas es un «hándicap» que puede frenar las salidas al extranjero. En este sentido, el presidente de Education First España, Martí, asegura en una conversación con Efe que, dado el desempleo juvenil y el nivel «bastante bajo» de inglés en España, lo que sí está subiendo «de un 15% a un 20%» es la demanda por salir fuera a aprender idiomas y compatibilizar esa formación ya sea con trabajo o con prácticas.
Según un estudio de Education First, haber realizado un curso de inglés en el extranjero reduce un 39% las probabilidades de estar en el paro de larga duración (más de 24 meses buscando trabajo), al tiempo que multiplica por cinco las posibilidades de que los jóvenes de entre 25 y 30 años tengan salarios alrededor de 35.000 euros. El director de Randstad Research coincide en que, en un proceso de contratación, un candidato que ha trabajado en el extranjero tiene más valor para los equipos de recursos humanos. Valentín Bote señala que, en los procesos de selección de personal, no se buscan solo los conocimientos técnicos, sino que «cada vez tienen más relevancia competencias que nos dan información de qué capacidad va a tener el trabajador para adaptarse a un trabajo que tenga que hacer dentro de cinco años».
Para ese tipo de competencias, añade, «una persona que tiene como bagaje este tipo de experiencias internacionales, que ha cambiado de país, que ha hecho cosas diferentes, pues son aspectos que tienen su valor a la hora de juzgar una trayectoria de un candidato». «Puede ser un elemento diferencial para valorar un candidato por encima de otro», zanja el director de Randstad Research.