Las relaciones ferroviarias con el país vecino son prácticamente inexistentes desde que en 2020 se cancelaran los trenhoteles que unían el País Vasco y Madrid con Lisboa. Desde entonces, solo traspasan la “raya” los trenes de mercancías y el tren Celta que une Vigo con Oporto, pese a que existe un amplio mercado de pasajeros que se mueven por toda la Península Ibérica donde las fronteras son simbólicas, tal y como demostró la reciente visita del Papa a la capital lusa.
La ambición de la actual cúpula directiva de Renfe pasa por lograr la entrada de sus trenes en Portugal el próximo año 2024, tal y como desvelaron durante la campaña electoral. Lo hará una vez se complete la construcción de la primera línea de alta velocidad lusa, que unirá Elvas, en las proximidades de Badajoz, con la localidad de Évora, a unos 100 kilómetros. Esta obra permitirá recortar los tiempos de llegada entre Lisboa y Badajoz al entorno de las dos horas. Pero las intenciones no se quedan ahí. Según ha podido conocer La Información, Renfe ha activado un plan con horizonte en el año 2027 para prestar nuevos servicios por la fachada atlántica portuguesa y conectar sus grandes ciudades con Madrid. Estos servicios requieren de una inversión inicial de 15 millones de euros destinados a la adaptación de parte de su material móvil a los requisitos técnicos de la infraestructura ferroviaria portuguesa, y así lograr su posterior homologación.
El plan contempla el uso de dos modelos distintos de trenes: uno eléctrico, de la serie 120, para servicios con múltiples paradas intermedias, y otro dual (eléctrico-diésel), de la serie 730, para aquellas rutas que no están electrificadas, como sucede hoy con la línea de altas prestaciones de Extremadura o la conexión entre Salamanca y la frontera portuguesa.
Los primeros permitirían poner en marcha una ruta entre Lisboa y Oporto que se extendería hasta A Coruña, previa parada en Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo. Renfe buscará, con dos frecuencias diarias, posicionarse en la principal ruta del país luso que, si todo sigue su curso, en el año 2030 pasará a realizarse en alta velocidad, lo que incrementará sustancialmente su demanda.
También se pondría en marcha un nuevo servicio diario entre Madrid y Oporto con paso por Medina del Campo (Valladolid) y Salamanca. Por su parte, los trenes duales serían destinados a las rutas Madrid-Lisboa, que podrían quedar unidas dos veces al día en unas seis horas al extender los trenes que ya unen la capital con Badajoz.
Pero en el camino de llevar los trenes más allá de la frontera, Renfe deberá hacer frente a varias dificultades técnicas con soluciones complejas. La primera de ellas es la tensión eléctrica de la catenaria portuguesa, que cuenta con un voltaje de 25 kV en corriente alterna, frente a los 3 kV en corriente continua de la red convencional española. Esto se resolverá cuando Adif ejecute las electrificaciones pendientes en las conexiones de Salamanca y al sur de Vigo, previstas para los próximos años.
Por otro lado se encuentra el problema con el sistema de señalización. Las vías portuguesas están dotadas de un lector de señales denominado Convel, del que no hay repuestos ni unidades disponibles, y que es necesario para que cualquier tren circule por el territorio portugués. Para solucionarlo, un consorcio de operadores privados puso en marcha un proyecto para traducir ese sistema Convel a otro denominado ERTMS, el estándar para toda Europa, pero que no llegará, como pronto, hasta el año 2025.