El problema es que se ha iniciado un proceso que puede terminar, o no con la elección, por parte del Rey de un encargado para tratar de formar una mayoría que le permita gobernar.
Ahora bien, las alternativas no son claras, entre otras cosas porque el resultado electoral del 23 J es un galimatías político ingobernable, que además pasa por que sean los peores enemigos de España los que definitivamente puedan dar el apoyo a uno u otro candidato a cambio de concesiones imposibles de cumplir en las actuales condiciones legales y con la Constitución en la mano.
Es decir, todo lo que se diga, al menos de momento, es una mera especulación que simplemente pasa por las simpatías políticas del especulador.
Quizá sea demasiado pronto para una consulta definitiva y puede que el rey, tras estas primeras consultas, de un plazo a los candidatos para que perfilen sus posibles socios y lleguen a acuerdos que puedan ser definitivos.
De lo contrario y ante la imposibilidad de llegar a algo concreto no quedara mas remedio que optar por el camino de en medio, es decir, la convocatoria de unas nuevas elecciones y eso, no es lo que quieren los miembros de Frankenstein, porque eso será igual a poder perder los lujos y oropeles alcanzados en estos años a lo cual ninguno de sus componentes está dispuesto.
Así que puesto a especular, mejor echar una moneda al aire y esperar a que caiga.