Pero eso no es lo `peor. Las proyecciones de esa simulación revelan que, el gasto público en pensiones promedio durante las próximas décadas será del 15,1% del PIB. La tensión financiera será más evidente a finales de la década de 2040, cuando las prestaciones contributivas y no contributivas llegarán a aglutinar el 16,2% del gasto público del país. Por su parte y de acuerdo con los cálculos del propio Gobierno, el gasto rozará el 13,4% este año.
Con todo, el gasto medio en pensiones durante las próximas décadas rondará el 15% del PIB dentro del escenario de la AIReF, con un pico máximo superior al 16% del PIB para mitad de siglo. Por su parte, el Gobierno es más optimista: tanto las proyecciones que realizó Economía o el equipo de Escrivá descartan que el desembolso anual rebase la línea roja que marca Bruselas, del 15% del PIB.
Las diferencias pueden radicar en las distintas previsiones de crecimiento del PIB durante las tres próximas décadas. Por ejemplo, la Seguridad Social prevé un PIB potencial cercano al 2%, mientras la AIReF maneja datos más modestos y espera que la economía avance a un ritmo medio del 1,4%. Por poner en contexto, desde l995 a 2021 el crecimiento fue del 1,9%.
El problema esta en que en nuestro país, las prestaciones de los jubilados se mantienen con la aportación de la población activa. Así que, la salud financiera de la Seguridad Social depende en gran medida del empleo, la evolución de los salarios y de la demografía. En el caso de la brecha generada durante los últimos años se debe al golpe de la pandemia y a que los ingresos, pese a mejorar de forma consistente, no son capaces de alcanzar al ritmo del gasto y cada vez es más habitual que la Seguridad Social tenga que recurrir a las transferencias del Estado para garantizar la sostenibilidad.
Es decir, en la actualidad los impuestos – el 23% de los ingresos de la Seguridad Social – apoyan a las cotizaciones para asumir el gasto no contributivo y también parte del contributivo. «Cada vez más, sin embargo, los ingresos propios del sistema contributivo de protección social se han tenido que complementar con aportaciones del Estado con cargo a impuestos generales», señalaba Fedea en un reciente documento sobre el déficit de la Seguridad Social. En concreto, las transferencias para gastos contributivos aumentan un 98,6% desde 2019.
En definitiva, la viabilidad de las pensiones dependerá de las aportaciones del Gobierno de turno.