Esa es la única realidad a la que, si finalmente Feijoo no logra la investidura y Sánchez si lo hace, a la que nos enfrentaremos todos aquellos a los que nos gustaría que los partidos constitucionales llegase a un acuerdo y gobernasen de acuerdo con un pacto entre ellos y España pudiese salir adelante del atolladero en el que el populismo nos ha metido y en el que poco a poco nos estamos ahogando.
Pero de momento y por lo que se ha visto hoy en el Congreso en menos de una hora esa posibilidad ha desaparecido. En el encuentro, el popular ha propuesto al socialista un pacto por el cual gobernaría el PP por un máximo de dos años, tras los cuales se convocarían elecciones generales.
Por su parte, Sánchez ha planteado a Feijóo renovar el Consejo General del Poder Judicial antes de final de año «gobierne quien gobierne».
Pero lo que si se ha visto es un enfrentamiento cada vez mas duro entre ambas formaciones, básicamente porque los socialistas no perdonan el hecho de que Feijoo les haya ganado las elecciones y van a tratar por todos los medios de enterrarlo con el uso continuado de las referencias a Vox y la llamada ultra derecha, sin darse cuenta de que mucho peor que el partido de Abascal es la asociación con etarras y separatistas, pero eso el equipo de comunicación de Moncloa y las terminales mediáticas que manejar este gobierno tan eficazmente nunca lo reconoce y seguirá martilleando las mentes de los españoles con esa tesis,
De hecho, la maistra portavoz así lo ha hecho hoy mismo afirmando que Feijoo, «ha pasado de querer derogar el sanchismo a rogar al sanchismo». Un viraje que, quizá no ha sentado bien a sus socios de Vox: «No sé si habrá recibido la llamada de Abascal».
Con esa apostilla, Ferraz apuntaba a la posibilidad de que el PP salga escaldado de la sesión de investidura del 26 y 27 de septiembre. Es decir, que entre a ella con 172 apoyos (los de PP, Vox, UPN y CC) y salga sin los 33 de la ultraderecha por su intento de acercamiento a los socialistas.
Todavía quedan días pero la solución siempre será complicada y compleja para ambos líderes, porque aunque Sánchez presuma tampoco tiene, hoy por hoy, los apoyos necesarios para gobernar.