En un intento de abordar esta situación, las autoridades han implementado una serie de medidas, como solicitar a ciertos fondos de inversión que eviten o limiten la venta de acciones y animar a las cotizadas en el Star Board tecnológico a recomprar valores. El Banco Popular de China (PBOC) ha reducido las tasas de interés siendo la mayor disminución desde 2020, a la vez que ha tomado medidas más severas para intentar fijar el valor del yuan.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los mercados no han respondido de manera positiva, el índice Hang Seng acumula caídas superiores al 8% en lo que va de año. Paralelamente, persisten preocupaciones debido a datos económicos en contracción, temores de deflación y problemas en el mercado inmobiliario, lo que ha llevado a una crisis en el sector de préstamos de forma colateral.
El sector inmobiliario, que representa una importante parte del PIB de China y es vital para su economía, ha estado experimentando un frenazo significativo. Grandes empresas inmobiliarias como Evergrande y Country Garden han enfrentado casos de impagos e importantes obstáculos financieros, lo que ha llevado a aumentar la presión sobre el mercado crediticio chino.
La administración ha intentado implementar cambios a nivel estructural, priorizando el control estatal en sectores como el comercio electrónico, la educación en línea y el transporte de uso compartido. Las extendidas tensiones con Occidente, la alianza con Rusia y la disminución de la inversión extranjera directa también han sido factores que han contribuido a los desafíos económicos de China.
La economía china se enfrenta a una colosal deuda acumulada desde la crisis hipotecaria del año 2008, limitando de manera significativa su capacidad para aplicar estímulos adicionales que logren contener los vientos adversos. Pese a que las medidas de estímulo buscan contrarrestar una recuperación económica algo débil y tortuosa, hasta ahora, la economía china no ha logrado alcanzar las expectativas tras la reapertura de las restricciones sanitarias de 2022.
En resumen, China continúa en la lucha por recuperar su estabilidad económica en medio de importantes desafíos internos y externos. A pesar de las medidas tomadas, el camino hacia la recuperación sigue siendo un camino lleno de incertidumbre, mientras que los líderes buscan impulsar el consumo y revivir el sector inmobiliario como piedra angular de su estrategia de recuperación económica. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se prevé un crecimiento del 5,2% para China en este año 2023, sin embargo, la incertidumbre continúa persistiendo en la económica del país asiático.