Es decir, si el Gobierno termina por vetar la transacción, será Morgan Stanley quien asuma ese riesgo y esas acciones que no podrán adquirir los saudíes. Este tipo de derivados también suponen un blindaje en el caso de que el precio de la acción caiga. Desde la eclosión del Covid-19, las acciones de la teleco pierden más de un 30% y cotizan aún por debajo de los 4 euros por título. El precio de la acción es uno de los principales focos de presión de los inversores sobre la actuación de la actual cúpula, capitaneada por Álvarez Pallete.
Para evitar pérdidas en caso de que en el tiempo que discurra entre el anuncio de la operacion y su cierre definitivo, Morgan Stanley y STC han pactado un precio base, que en principio será similar a los 3,75 euros por acción a los que cerró el pasado martes, el día en que se conoció la operación. Morgan Stanley deberá afrontar las pérdidas por todo lo que baje el precio de la acción frente al pactado en el momento en que se ejecute el derivado y se ejecute la transacción. Es previsible que Morgan Stanley haya realizado una operación similar para conculcar este riesgo que asume de los saudíes con sus propios derivados.
Pese a las caídas en el precio de las acciones, la toma de Telefónica tiene un gran atractivo bursátil para STC, el dividendo. También se beneficiarán de una generosa retribución a los accionistas. La compañía dio el visto bueno en su última junta de accionistas a pagar durante el ejercicio de 2023 0,3 euros por título. Esto supone que la compañía ofrezca a sus accionistas una rentabilidad por dividendo del 7,61%, una de las más altas del Ibex 35.