El estudio, firmado por Clara I. González y Elena Triebskorn añade que para lograr esos objetivos «es necesario llevar a cabo una planificación detallada, así como establecer estrategias donde se integre la gestión de riesgos climáticos y medioambientales». En ese sentido, reconoce que «el proceso de establecimiento de objetivos y el diseño de planes de transición se encuentran en su fase de desarrollo y adopción por parte del sector de inversión y de gestión de carteras, así como por parte de entidades financieras y el resto de las empresas».
Pero avisa que «uno de los principales retos en este ámbito es la disponibilidad de datos fiables y comparables. Es el ingrediente fundamental para definir y establecer objetivos, así como para elaborar métricas de carácter prospectivo que permitan realizar un seguimiento de la consecución de dichos objetivos», subraya.
El desarrollo de métricas prospectivas presenta varios retos, según estas expertas:
— En el caso de los datos sobre los riesgos de transición de carácter prospectivo, se refieren a menudo a información sobre compromisos con objetivos climáticos, y el aumento en la recopilación de esta información permitirá también un mayor desarrollo de métricas prospectivas.
— A diferencia de los datos históricos, los datos y las métricas prospectivas no son fácilmente observables; así, es más difícil acceder a ellos, dado que su elaboración depende de un tercero o de un proveedor de datos.
— Las métricas necesarias para formular planes de transición creíbles no siempre son fáciles de entender y su metodología no está estandarizada.
«Mientras las iniciativas globales para mejorar los datos climáticos están progresando, se necesita aprovechar las fuentes de datos y enfoques que se encuentran ya disponibles. Es importante ganar experiencia con estos datos y aprender cómo trabajar en particular con los datos climáticos que por el momento son imperfectos, pero que irán mejorando en el futuro a medida que aumente su divulgación por parte de todos», concluyen