Son algunas de las conclusiones que incorpora la encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad que ha publicado este lunes el Banco de España. Pese a la temporada estival, las compañías empiezan a observar unas menores ventas tras un anterior trimestre en el que se produjo un ligero aumento. Ese empeoramiento de los ingresos se produce en todas las áreas.
Entre los sectores con mayores caídas de las ventas destacan la industria y la agricultura, que encadenan cinco y seis trimestres consecutivos de retrocesos, respectivamente. Por el contrario, han continuado exhibiendo un comportamiento favorable las ramas ligadas al sector turístico (hostelería, ocio y transporte) y los servicios de información y comunicaciones. Esta última rama ha enlazado diez trimestres consecutivos de subidas.
En cuanto a las causas de este descenso de las ventas, un 15% apuntan a la escasez de demanda como factor limitativo de la facturación, el nivel más reducido desde el lanzamiento de la encuesta. Sin embargo, por ramas de actividad, este factor está impactando de manera más desfavorable en la industria y en el comercio. Por lo que respecta a los factores de oferta, la incidencia negativa de las dificultades para recibir suministros de los proveedores habituales se ha mantenido estable en el tercer trimestre, con un 16% de empresas que lo mencionan como factor adverso.
El artículo del banco emisor apunta que la actividad empresarial se ha visto afectada por el repunte de los costes energéticos y por la creciente incidencia de los problemas de disponibilidad de mano de obra. Estos últimos están motivando, entre otras cosas, que muchas empresas se vean obligadas a reducir sus contrataciones y a conceder mayor alzas salariales.
Eso sí, el Banco de España destaca la mejora experimentada por el empleo en algunas ramas de servicio, como información y comunicación, actividades profesionales, científicas y técnicas, ocio y transporte. En contraste, se encuentran retrocesos en agricultura y actividades inmobiliarias. En el caso del sector agrícola, el indicador de empleo acumula seis trimestres consecutivos de descensos, lo que, en parte, podría estar reflejando el impacto de la sequía y otros fenómenos meteorológicos adversos.
En términos de inversión se mantiene una estabilidad de la actividad inversora para el conjunto de las empresas entre julio y septiembre. En el trimestre, un 16,7% de las empresas aumentaron su inversión, porcentaje similar al del trimestre anterior. Por ramas de actividad, el mejor comportamiento de la inversión se concentró en los servicios de transporte y de no mercado, así como en la industria, mientras que en la agricultura, la hostelería y la construcción la evolución siguió siendo negativa, al igual que en los cuatro trimestres anteriores.
Las empresas prevén un repunte de la inflación de aquí a un año
Asimismo, durante el tercer trimestre las empresas observan también indicios de pausa en el proceso desinflacionista, tanto en los costes de producción como en los precios de venta. Es más, las expectativas a un año apuntan a un ligero repunte de las presiones inflacionistas, sobre todo en el precio de los consumos intermedios.
El freno en la moderación de la inflación se extendería hasta el cuarto trimestre, según la encuesta, para cuando las empresas anticipan una estabilidad de las presiones producidas por los costes. En este contexto, un 26,4% de las empresas declaran haber subido sus precios en el tercer trimestre en comparación con el trimestre anterior. En cuanto a las perspectivas de los precios de venta para el cuarto trimestre, se espera un leve repunte adicional.
En cuanto a los sectores, el aumento del indicador de costes intermedios fue «bastante generalizado», aunque se ha observado con más intensidad en ramas como los servicios de transporte, más afectados por el incremento reciente de los precios energéticos.
Sobre las perspectivas a un año vista, las empresas encuestadas esperan que el repunte reciente en los costes de los ‘inputs’ se traslade parcialmente a sus precios de venta. En concreto, el 64,9% de las sociedades esperan que, dentro de un año, sus costes sean superiores a los actuales. Por áreas, el repunte es similar en la industria y los servicios, manteniéndose más elevadas las expectativas de aumentos en el sector terciario.
En el caso de los costes laborales, como en anteriores trimestres, la previsión de incrementos a un año vista muestra una mayor estabilidad que la relativa a los precios, y se mantiene en niveles más elevados. En cambio, en términos del porcentaje de empresas encuestadas, la señal alcista es más clara, de manera que el 70,8% de ellas esperan, en la actualidad, que se produzcan crecimientos de los costes laborales. El aumento es más acusado en la rama de servicios.
De hecho, la existencia de dificultades para encontrar mano de obra en este ámbito es una percepción compartida por el 39% de las compañías. Por sectores de actividad, los problemas siguen siendo especialmente pronunciados en la hostelería y la construcción, donde más del 50% de las empresas declaran que se están viendo afectadas.
Con este panorama, un 40% de las empresas han tenido que reducir las contrataciones previstas, mientras que un 38% de compañías manifiestan detectar un problema de disponibilidad de mano de obra declaran que estas dificultades están teniendo un impacto al alza sobre sus costes salariales. Por otro lado, en torno a un tercio de las empresas afectadas reportan efectos negativos sobre sus niveles de producción o ventas. Con menos intensidad, las compañías apuntan a un impacto negativo sobre las decisiones de inversión, sobre todo en empresas más pequeñas.
Sobre las razones de estas dificultades de mano de obra, más de la mitad de empresas que sufren el problema apunta a la falta de empleados con la cualificación necesaria para los puestos vacantes. El segundo motivo tiene que ver con los problemas para retener a los trabajadores, mayores entre los empleados de baja cualificación y, dentro de ellos, entre los de la rama de actividades administrativas. Las cuestiones vinculadas con las condiciones laborales y retributivas tienen una mayor relevancia entre los puestos de trabajo que requieren titulación universitaria.