Paralelamente, la divergencia cíclica entre EE. UU. y la eurozona o China amplió el diferencial esperado entre los tipos de interés de EE. UU. y del resto del mundo, propiciando que el USD acumulase a cierre de septiembre una apreciación cercana al 6% frente al euro desde sus mínimos de mediados de julio.
Esta renovada fortaleza del USD mantiene al euro considerablemente depreciado respecto a sus niveles históricos: prácticamente un 9% por debajo de su promedio de 10
años y más del 15% por debajo de su promedio de 20 años en el cruce con el USD. El dólar también parece sobrevalorado frente al euro según estimaciones de paridad de poder adquisitivo y de modelos econométricos de fair value, y ello pese al sesgo estructuralmente bajista que sufre la divisa única en los modelos de esta clase que incluyen los términos de intercambio, deteriorados en la eurozona desde 2022 por la guerra en Ucrania y la crisis energética.
En CaixaBank Research esperamos una moderación del crecimiento de EE. UU. en los próximos trimestres, lo que debería favorecer la apreciación del euro pese a que las
expectativas de crecimiento para la eurozona no son tampoco halagüeñas. Con unas dinámicas desinflacionistas similares a ambos lados del Atlántico, nuestro escenario
central proyecta que el euro tenderá a apreciarse muy moderadamente frente al dólar en los próximos trimestres, hasta el 1,07 a final de año.
FORTALEZAS
1. Dinamismo económico que contrasta con el resto de economías. Los desequilibrios macro, como los twin deficits, apenas afectan por ahora al USD.
2. Ni la economía ni el sector exterior de EE. UU. se resienten de la guerra comercial con China. El estímulo fiscal ha hecho repuntar con fuerza la inversión privada.
3. Una inflación aún por encima del objetivo y la gran resiliencia de la economía alimentan la expectativa de unos tipos elevados por más tiempo, que significarían un diferencial de tipos con otras economías amplio y prolongado.
4. A medio plazo, al menos, seguirá siendo la moneda de reserva y refugio.
DEBILIDADES
1. El riesgo de recesión en EE. UU. continúa siendo elevado tras el fuerte endurecimiento monetario de los últimos años.
2. Desequilibrios macro internos y externos (twin deficits, etc.) que podrían afectar a la divisa directa o indirectamente.
3. Sobrevaloración frente al euro, por PPA y por referencias históricas.
4. Repunte del apetito por el riesgo inversor por un descenso de la inflación.
5. El escenario más favorable al USD ya estaría puesto en precio.