Es una delas conclusiones incluidas en una nota publicada por Funcas con motivo del Día Mundial de los Docentes.Así, dos de cada tres maestros encuestados en España (67%) califican como “muy alta” o “alta” la capacidad de sus alumnos de alcanzar los objetivos académicos. Una proporción aún mayor (82%)
utiliza los mismos adjetivos para valorar el deseo de estos de sacar buenas notas, según una de las encuestas más recientes sobre el tema, la incluida en la última ola del estudio PIRLS (Estudio
Internacional del Progreso en Competencia Lectora). Este sondeo recoge la opinión de una muestra de 460 docentes que en el curso 2021-2022 impartían 4º de Educación Primaria, lo que obliga a acotar el alcance de los resultados.
También el comportamiento de los alumnos merece a la mayoría de los encuestados un juicio positivo o muy positivo; entre seis y siete de cada diez están muy de acuerdo con la afirmación de que su
alumnado muestra un comportamiento ordenado (61%) y respetuoso hacia los profesores (69%). En conjunto, la valoración de los maestros españoles en cada uno de los aspectos mencionados se sitúa por encima de la media de la Unión Europea; más aún, los datos colocan a España entre los tres países
con porcentajes más altos de satisfacción de los maestros con sus alumnos.
Este juicio positivo se extiende a las familias (madres y padres) de los alumnos. Siete de cada diez maestros encuestados (70%) consideran que las familias son exigentes con sus hijos, toda vez que mantienen expectativas altas sobre su rendimiento académico. Algo más de la mitad también ensalza el apoyo familiar al rendimiento académico de los hijos (54%), su compromiso para garantizar que estos estén en condiciones de aprender (58%) e, incluso, su implicación en las actividades del centro (55%).
De nuevo, en comparación con los datos de otros países europeos, las opiniones de los maestros encuestados en España están entre las más positivas.
En consonancia con estos resultados, tres de cada cuatro maestros (76%) se manifiestan muy a menudo satisfechos con su trabajo, compartiendo en esa misma proporción la opinión de que su labor tiene sentido; incluso cuatro de cada cinco (83%) confiesan que su trabajo les entusiasma, lo consideran “estimulante” (82%) y sienten orgullo por desempeñarlo (78%). Aunque los porcentajes bajan cuando se les pregunta si se sienten valorados por la sociedad (51% contesta “muy a menudo”), también en estepunto su percepción positiva es más frecuente que entre sus compañeros de otros países europeos.
Los resultados de la encuesta a maestros de Educación Primaria incorporada en el último estudio PIRLS pueden resultar sorprendentes sobre el trasfondo de la imagen extendida en la sociedad de unprofesorado insatisfecho y desmotivado, que a lo largo de las últimas décadas ha asistido a un progresivo deterioro de su entorno de trabajo. A menudo se escucha que a los profesores les cuesta mantener la autoridad en el aula; que sus actuaciones las cuestionan multitud de madres y padres y
que se hallan desbordados por las exigencias burocráticas y la cambiante legislación educativa. A todo ello cabría sumar el escaso aliciente que debe de suponer para ellos la recurrente publicación de datos que indican la desaventajada posición de los alumnos españoles en los rankings internacionales sobre rendimiento educativo, como los elaborados por PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) y el propio PIRLS.
Sin olvidar que las opiniones y percepciones que refleja esta encuesta son de profesores de Primaria y pueden diferir considerablemente de las de los profesores de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, no sería justo obviarlas y persistir, sin más, en la idea de la insatisfacción general del
profesorado español. Es importante evitar generalizaciones y utilizar las fuentes de información disponibles para escuchar la pluralidad de voces de los docentes. Solo así se podrán entender los
problemas específicos que afrontan y abordarlos de la manera más precisa y eficaz. Esta escucha es probablemente la mejor forma de reconocer socialmente la contribución de los 770.000 maestros y
maestras que ejercen la docencia en enseñanzas regladas no universitarias al desarrollo de las aptitudes intelectuales y las actitudes de los niños hacia el conocimiento y la ciencia; en definitiva, su aportación clave a la mejora de la sociedad