Así, el bienio 2021-2022 vino marcado por un repunte del valor del mercado de seguridad privada, sustentado en la recuperación de la actividad económica general, el fuerte crecimiento del mercado inmobiliario y el aumento de los precios. Destaca especialmente la aceleración del ritmo de crecimiento del negocio de vigilancia, principal área de actividad, en 2022. La facturación derivada de la prestación de estos servicios alcanzó los 2.916 millones de euros en ese año, un 6,6% más que en 2021, concentrando el 53,1% del total.
Por su parte, el valor del mercado derivado de la actividad de instalación, mantenimiento y conexión a CRA de sistemas electrónicos se incrementó un 7,1%, hasta alcanzar los 2.260 millones de euros, reuniendo el 41,2% del total. El negocio doméstico de alarmas mostró un comportamiento especialmente dinámico, así como la demanda asociada al sector logístico gracias a la expansión del comercio online.
Tras el repunte atípico vivido en 2021, el mercado de transporte de fondos volvió a descender, lastrado por su elevada madurez y el avance de los medios de pago electrónicos, cifrándose en 314 millones de euros, el 5,7% del total.
En un escenario de empeoramiento de la coyuntura económica, con una ralentización del consumo de las familias, la inversión empresarial y el gasto de las Administraciones públicas, se espera una moderación del ritmo de crecimiento del mercado de seguridad privada, que previsiblemente cerrará 2023 con un aumento de en torno al 4%.
Si bien existe un elevado número de empresas autorizadas para operar en el mercado, la oferta presenta una notable y creciente concentración en el grupo de compañías líderes. Los cinco primeros operadores reunieron en 2022 de forma conjunta más del 57% del valor total del mercado, superando el 71% la participación agregada correspondiente al grupo de los diez primeros.