Las ayudas financieras estarán disponibles para municipalidades, gobiernos locales y otras instituciones, señaló el Departamento de Transporte en un comunicado. Los planes anunciados por la Administración del presidente Joe Biden incluyen nuevos estándares para asegurar que todos los vehículos eléctricos pueden usar los puntos de recarga eléctrica sin importar el modelo o fabricante del automóvil. Además, el Gobierno dijo que todos los puntos de recarga financiados con fondos federales deben ser montados en Estados Unidos y sus carcasas de acero fabricadas en el país. Para 2024, al menos el 55% de los componentes de los puntos de recarga deben ser producidos en EEUU. La Casa Blanca dijo que los principales fabricantes de automóviles del país se han comprometido a abrir sus redes de cargadores a los vehículos de sus competidores.
En concreto, el fabricante Tesla permitirá el uso de 7.500 de los puntos de recarga con los que cuenta en Estados Unidos, hasta ahora generalmente reservados a los vehículos de la compañía, a otros automóviles compatibles de cualquier marca. Esta cifra incluye unos 3.500 «súpercargadores», que reducen el tiempo de recarga de forma significativa.
General Motors (GM) y Ford, los dos principales fabricantes de automóviles de Estados Unidos, también se han comprometido a participar en la ampliación de la red de cargadores. GM tiene planes para instalar hasta 40.000 puntos de recarga para 2026 como parte de su red Ultium Charge 360 y estarán disponibles para todos los usuarios.
Por su parte, Ford se ha comprometido ha instalar unos 2.000 cargadores rápidos en sus concesionarios. El secretario norteamericano de Transporte, Buttigieg, dijo en un comunicado que las medidas anunciadas hoy son «un gran paso hacia un mundo donde cada usuario de vehículos eléctricos será capaz de encontrar estaciones de carga seguras y fiables en todo el país».