Ante la ausencia de nuevas líneas de alta velocidad que inaugurar —a excepción de la variante de Pajares que no estará a tiempo para los comicios autonómicos de mayo—, el listado de promesas y proyectos en marcha es cada día más grande, aprovechando el potencial de los fondos europeos que han regado con miles de millones al Ministerio de Transportes y sus entidades públicas asociadas.
Si hay una comunidad que acumula los focos en estas últimas semanas, esa es Cataluña, donde pese a que no se celebran elecciones autonómicas, los socialistas deberán comprobar en los municipios si su victoria en los comicios de 2021 fue sólo un espejismo. Las nuevas inversiones anunciadas recientemente coinciden en el tiempo con la necesidad de los socialistas de hacerse con alcaldías en municipios clave de la corona metropolitana de Barcelona que ahora están en manos de ERC o los Comunes.
También hay otras variables que entran en juego en este nuevo apetito inversor del Estado en Cataluña: el nuevo acuerdo presupuestario entre PSC y ERC para la Generalitat, marcado por la exigencia de ampliar el aeropuerto de El Prat; o la apuesta que haga la ministra Raquel Sánchez a su tierra —fue alcaldesa de Gavá—.
Más aún si tenemos en cuenta que en los últimos dos meses, su ministerio lleva anunciados 1.600 millones de euros en soterramientos ferroviarios: el de Montcada i Reixac, ciudad de 36.000 habitantes a la que destinarán 621 millones de euros; y el de L’Hospitalet de Llobregat, que costará cerca de 1.000 millones para soterrar 5 kilómetros de vías. La segunda ciudad catalana más poblada es uno de los grandes bastiones del PSC, donde gobierna con mayoría absoluta.
A eso hay que sumar otros 110 millones para soterrar las vías en Sant Feliu de Llobregat, 21 más para el cubrimiento de un tramo de 350 metros en Granollers y otros 12 para uno similar de 100 metros en Parets del Vallès. Esta misma semana también se daban a conocer 145 millones en inversiones para carreteras en el entorno de Figueras (Girona), mientras que en Tarragona destinarán 11 millones a la nueva estación de Reus-Bellissens.
Todo ello, sin olvidar los avances en las obras de La Sagrera, la futura estación central de Barcelona, donde Mitma lleva invertidos 920 millones de euros. En carreteras se suman otros 140 millones para el cuarto carril de la autopista AP-7 entre Martorell y Vilafranca, en la provincia de Barcelona. El Ejecutivo optó por aprovechar el fin de las concesiones para liberalizar toda la red de carreteras del Estado en Cataluña, aunque esto durará poco, visto que en unos años volverán a implementarse en otro formato.
En Madrid, casi todo para Chamartín
Aunque la omnipresencia de Díaz Ayuso en la política madrileña no está dando pie a que el Gobierno lance una apuesta tan clara como la de Cataluña, la región capitalina también ha recibido anuncios por parte de Transportes para mejorar algunas de sus infraestructuras. Se trata, por ejemplo, de la nueva estación de Parla Norte, situada en uno de los grandes bastiones socialistas, y a la que se destinarán 11 millones de euros.
También se ha proyectado la ampliación de la línea de Cercanías C-4 desde Colmenar Viejo hasta Soto del Real, donde fue alcalde su candidato a la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, aunque no estará lista hasta la próxima legislatura. Por el contrario, otras grandes obras como el carril Bus-VAO del corredor del Henares (A-2) siguen sin tener fecha de puesta en marcha pese a proyectarse y anunciarse para este año.
Pero si hay un lugar donde se están concentrando las inversiones, ese es el entorno de la estación de Chamartín, pieza clave de la Operación Madrid Nuevo Norte. La necesidad de reconfigurar el mapa de la alta velocidad española ante el previsible colapso de Atocha ha acelerado todos los plazos de renovación de la que aspira a ser la gran estación de los ferrocarriles españoles, previa inversión de más de 1.000 millones de euros.
El tren sigue sin convencer a los extremeños
En Extremadura, donde las encuestas auguran una complicada reelección del presidente socialista Guillermo Fernandez Vara, Transportes también ha rescatado de un cajón el proyecto de ampliación de la Autovía A-58 entre Cáceres y Badajoz. Esta misma semana se anunció la construcción del primer tramo, de 13,5 kilómetros, por 79 millones de euros. Desplazarse entre ambas ciudades supone hoy 1 hora y 22 minutos, mientras que con la nueva autovía podría hacerse en una hora, aproximadamente.
A esta infraestructura hay que sumar la apuesta del Ministerio por el tren: ya está en marcha la electrificación de la nueva línea de altas prestaciones entre Plasencia y Badajoz que debería llegar antes de junio, según los plazos anunciados por la ministra, mientras se trabaja en la electrificación completa del trazado convencional hasta Madrid, a falta de decidir si el tren pasará o no por Toledo.
Teruel, pieza clave en la pelea por Aragón
En Aragón, donde las encuestas auguran un ajustado duelo electoral entre el socialista Javier Lambán y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón (PP), Mitma ha arrancado ya sus planes para modernizar el ferrocarril central de Aragón que une Zaragoza y Teruel con Valencia, que implicará cierres temporales de la línea en los próximos años.
La mejora de esta infraestructura es clave para los socialistas, que ven en Teruel Existe y las plataformas de la España Vaciada una amenaza, dada la posible fuga de votos hacia estas plataformas locales que reclaman mejores conexiones para evitar la despoblación rural. A ese respecto, Transportes también ha aprobado los últimos estudios para que la línea que une Huesca con Canfranc se reconvierta al ancho estándar europeo, de cara a una posible reapertura del tramo transfronterizo hasta Pau (Francia).