La jornada laboral media seguirá reduciéndose en los próximos años por el envejecimiento de la población, el peso «creciente» de las ramas de los servicios en la economía y el mayor uso de los contratos a tiempo parcial frente a los de jornada completa, según concluye el Banco de España en un artículo en el que analiza la evolución de las horas trabajadas por ocupado.
En concreto, la institución señala que, en los próximos años, el «progresivo» envejecimiento demográfico «ejercerá una presión a la baja sobre la jornada laboral media» al aumentar el peso de los trabajadores de más edad en el conjunto del empleo.
Este colectivo tiene de media una duración de jornada menor que la de otras franjas de edad, aspecto que, según el Banco de España, «se verá reforzado por la previsible prolongación de la vida laboral a través del retraso en la edad de jubilación y por los posibles incentivos a la jubilación parcial».
Al mismo tiempo, el organismo que preside Hernández de Cos espera que los servicios, cuya jornada laboral es menor que la de otros sectores económicos, continúen ganando peso en la actividad, lo que también tendería a reducir la cifra media de horas trabajadas por ocupado. Según el Banco de España, la pandemia acentuó «significativamente» la caída de las horas por ocupado con relación a su tendencia histórica y también en comparación con crisis anteriores, fundamentalmente por la intensa utilización de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Entre el cuarto trimestre de 2019, justo antes de la pandemia, y el segundo trimestre de 2020, momento en que eran más intensas las restricciones frente al Covid, el número medio de horas por ocupado a la semana cayó en casi siete horas, un 21% de la jornada semanal.
No obstante, a finales de 2022, la jornada media «habría retornado a su perfil histórico descendente» tras el fin de las restricciones, señala la entidad. En concreto, las horas por ocupado se situaron en el cuarto trimestre de 2022 alrededor de un 4% por debajo de las observadas tres años antes.
En todo caso, la institución precisa que un tercio de la caída observada en la jornada semanal media se debe al aumento de las bajas por enfermedad, que tras la pandemia «todavía se encuentran en niveles elevados».
El Banco de España apunta que en el conjunto de la UE, la recuperación de la jornada laboral tras la pandemia ha sido mayor, pues en el tercer trimestre de 2022 (último dato disponible) el número de horas por ocupado era menos de una hora inferior al del tercer trimestre de 2019.
La jornada laboral bajó entre 200 y 300 horas anuales entre 1987 y 2019
Según el Banco de España, la jornada laboral media en España se redujo entre 1987 y 2019 de 37 a 31,8 horas semanales (entre 200 y 300 horas anuales) por los cambios estructurales experimentados por la economía en ese periodo, el aumento del peso del sector servicios y el «empuje» de la parcialidad.
«Esta disminución refleja, en términos generales, factores comunes a otras economías, como el progreso tecnológico, que ha permitido ganancias de productividad que dan lugar a un aumento de las horas asignadas al ocio a expensas de las destinadas al trabajo», apunta el artículo.
En todo caso, el organismo subraya que algunos cambios estructurales, aunque también son observables en otras economías, «han ocurrido probablemente en mayor medida» en España, particularmente en los últimos 40 años.
Estas transformaciones, explica la institución, incluyen cambios en la estructura sectorial de la economía, con un aumento del peso del sector servicios; la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral; la tendencia hacia una mayor ratio de parcialidad, y el envejecimiento demográfico.
El Banco de España señala que las horas trabajadas por ocupado disminuyeron entre 1995 y 2019 en todos los sectores, excepto en la construcción, generándose una presión a la baja «adicional» por el peso creciente de las ramas de los servicios en la economía, sector con menor número de horas por ocupado.
Este cambio en la composición del empleo por ramas productivas explica, según la institución, casi la tercera parte de la disminución de las horas por trabajador en ese periodo.
Al mismo tiempo, la jornada semanal del trabajador medio a tiempo completo se ha reducido en casi cuatro horas entre 1987 y 2019 (de 38 a 34,3 horas), mientras que la jornada del trabajador a tiempo parcial se ha mantenido por debajo de la mitad de la jornada completa, en torno a las 17 horas.
El organismo apunta que al descenso del promedio de horas trabajadas a la semana contribuyó adicionalmente «el fuerte empuje» observado en la ratio de parcialidad, que se elevó desde el 5,2% en 1987 hasta el 14,6% en 2019. Este incremento de la tasa de parcialidad contribuyó en cerca del 40% a la reducción de la jornada laboral, mientras que el recorte de la jornada a tiempo completo fue el responsable del resto.
El Banco de España asocia el repunte de la parcialidad con la incorporación de la mujer al mercado laboral: en 2019 tres de cada cuatro ocupados a tiempo parcial eran mujeres, proporción que era incluso mayor a finales de los ochenta, cuando se cifraba en cuatro de cada cinco. Como resultado, en torno al 22% de la ocupación femenina es a tiempo parcial, frente al 7% en el caso de los varones, señala la institución.
A todo ello hay que sumar el cambio en la estructura demográfica por edades, que también ha impactado en la evolución del número de horas trabajadas por ocupado. El artículo constata que desde finales de los ochenta, el colectivo laboral que experimentó un mayor aumento relativo fue el de las personas de entre 35 y 54 años, que son los que tienen la jornada laboral de mayor duración.
«Sin embargo, en los últimos años el envejecimiento demográfico y el retraso en la edad de jubilación han restado dinamismo a este colectivo en favor del de mayor edad, que tiene jornadas laborales más reducidas», resalta.
Atendiendo a un espacio más corto de tiempo, el Banco de España asegura que los datos de 2014 a 2019 apuntan a que el mayor determinante de la duración de la jornada laboral fue la parcialidad.
A partir de estos resultados, el Banco de España contempla distintos escenarios sobre la evolución futura de la jornada laboral media. Así, por ejemplo, bajo el supuesto de que las tasas de ocupación por edades permaneciesen constantes, el Banco de España calcula que la estructura demográfica prevista en las últimas proyecciones de población implicaría que en 2033 la jornada semanal media se habría reducido, en comparación con la actual, en casi tres horas al año.
Por otra parte, señala que si la economía española convergiese hacia una estructura sectorial como la del promedio de la Unión Europea, aumentaría el porcentaje del empleo en los servicios de no mercado, que son las actividades con jornada laboral inferior. Como resultado, el número de horas trabajadas por individuo al año sería unas dos horas y media menor que el actual.
En el caso de que la tasa de parcialidad aumentara en España desde el 13,6% alcanzado al finalizar 2022 hasta el nivel de Alemania (un 27,9%, según el último dato disponible, referido a 2021), la jornada anual caería en 121 horas al año o en casi dos horas y media a la semana, lo que supondría un retroceso de más del 7,5%.
Por último, si, por ejemplo, se prolongase el perfil decreciente del porcentaje de ocupados con educación baja en favor del correspondiente a aquellos con educación media, la jornada laboral anual habría aumentado al cabo de once años en torno a tres horas y media, estima la institución.