En efecto, aunque el boato con el que se ha celebrado la solemne jura ha servido para tapar tensiones y desaires hacia la Casa Real, la realidad es que en los últimos meses la figura de la infanta y su presencia en la Academia militar y el desfile conmemorativo han servido para que la popularidad y el reconocimiento de la monarquía gane tal cantidad de enteros que si en alguna mente calenturienta como la de parte de la progresía izquierdista que hay en España queda algún resto de proyecto político para cambiar la forma de gobierno y plantear una solución republicana ya puede ir cambiando de ideas y de proyecto, porque el despegue de la institución que dirige Felipe VI ha iniciado, probablemente una de sus etapas mas brillantes.
Y todo ello, a pesar de las dificultades que una mente calenturienta y ególatra como la de Sánchez interpone ante cualquier desarrollo político y económico de la sociedad que teóricamente él dice representar, pero que cada día parece mas claro que no es así. Que Sánchez solo se representa así mismo, que solo piensa en sus ambiciones, en sus intereses, para lo que demuestra una capacidad de manipulación fuera de lo normal y que le permite manejar las situaciones a su antojo, aunque vaya sembrando de cadáveres políticos el camino.
Pero los que son apartados no escarmientan y nunca terminan de abandonarle por los miedos a perder el sustento y sus sustitutos son cada vez mas agresivos con el contrincante, con el que no sigue las consignas o el que simplemente piensa distinto que el señorito,
Pues bien, a pesar de todo eso, la monarquía es en estos momentos uno de los valores mas apreciado por el ciudadano español, incluso empieza a hablarse de la “Leonormania” y eso va a ser difícil de desmontar y atado por un gobierno de coalición que con resolver sus muchos problemas tendrá suficiente.