Evidentemente, la inmensa mayoría de los asistentes a estas manifestaciones de hartazgo con lo que esta sucediendo son simpatizantes de las tesis populares. Eso era evidente, pero ello no quiere decir que mas de un votante próximo al socialismo que no haya estado presente en estas manifestaciones o simplemente se haya mostrado, desde el butacón de su casa, de acuerdo con las tesis defendidas por los lideres que han intervenido en los mítines correspondientes puedan ser la próxima tumba del sanchismo.
Cierto es también que esas elecciones que reclama Feijoo están muy lejos en el tiempo, pero igual de cierto es que lo que anuncian los pactos firmados son políticas con las que una buen aparte de la población sean de derechas o de izquierdas no están de acuerdo y ante una política como la sanchista en la que se avasalla al que simplemente no piense como ellos e inmediatamente sea defenestrado o tachado de fascista es muy peligrosa, cuando la diferencia de votos para que esa otra parte de la sociedad gobierne es muy pequeña.
En ese contexto menospreciar lo que supone para la izquierda la perdida de la calle puede ser el fin del propio sanchismo, incluso antes del tiempo previsto por el líder, que parece estar muy seguro de poder formar gobierno y estable durante los próximos cuatro años.
Es por ello que las manifestaciones políticas, las declaraciones de ministros y/o representantes socialistas infravalorando esta nueva situación de hartazgo recuerda las descalificaciones que los círculos socialistas hacia Aznar y que sin embargo supusieron una parte muy importante de la derrota de González, el mismo que hoy es, también, vilipendiado por el sanchismo.
“Cosas veredes amigo Sancho”