De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, el repunte de la producción de bienes de alta tecnología alcanzará el 4% en 2024 y el 7% en 2025. La aceleración de la digitalización, la automatización industrial y el aumento de la demanda de semiconductores avanzados, en particular de nuevos segmentos en crecimiento como la inteligencia artificial y los vehículos eléctricos, serán los principales motores del crecimiento. No obstante, la aseguradora de crédito señala algunos riesgos a la baja para la competitividad del sector, especialmente vinculados con la fragmentación del comercio.
La producción de semiconductores se ha convertido en una prioridad estratégica para Asia, Europa y Estados Unidos, lo que impulsará las inversiones en el sector. No obstante, existe el riesgo de que las naciones que tratan de desarrollar sus propias industrias de semiconductores provoquen divergencias tecnológicas, procesos de producción ineficientes y aumentos de los costes de producción que afecten a la productividad y rentabilidad de las TIC. Uno de los principales riesgos futuros a tener en cuenta es la evolución de las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos. Un mayor deterioro podría afectar negativamente a las cadenas de suministro y a la productividad del sector, además de provocar divergencias tecnológicas, como en el ámbito del despliegue del 5G.
Estados Unidos ha hecho un llamamiento en favor de la alianza Chip 4 para coordinar las cadenas de suministro entre Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Taiwán y contrarrestar la creciente influencia de China. Sin embargo, no será un acuerdo fácil de implementar. Aunque los cuatro países comparten un interés común por fomentar una cadena de suministro estable, también compiten entre sí. Taiwán y Corea del Sur producen los chips más avanzados del mundo y es probable que sean reacios a compartir su tecnología sensible y renunciar a su ventaja competitiva. Además, China es un socio comercial importante en la región y es probable que sus vecinos quieran mantener relaciones comerciales.
La escalada de las actuales tensiones geopolíticas entre Taiwán y China también podría afectar gravemente al suministro de semiconductores de vanguardia. La importancia estratégica de Taiwán para la industria mundial de semiconductores es especialmente decisiva. Ningún país puede superar su actual dominio en la producción de chips de alta gama. Todas las industrias mundiales, desde la electrónica de consumo hasta el armamento, pasando por la automoción, dependen en gran medida de Taiwán para la fabricación de chips. Cualquier interrupción en la producción de chips de Taiwán podría causar un catastrófico efecto dominó en muchas industrias y países de todo el mundo.