Estas circunstancias, abren un interesante escenario para la inversión en renta fija. En efecto, la normalización de la curva de tipos de interés vendría dada por una caída en las rentabilidades de los tramos cortos y el mantenimiento en los niveles actuales de las rentabilidades de los largos plazos, o bien una ligera caída que sería muy inferior a la que esperamos para el tramo más corto de la curva,
De producirse esa normalización en las curvas soberanas, la pendiente de las mismas volvería a ser positiva, obteniendo así el inversor una mayor rentabilidad en los tramos largos que en los cortos, al tener menor certidumbre sobre el activo cuanto mayor es el plazo.
Así, en el actual escenario los tramos cortos siguen tensionados y ofrecen hasta los tres años una rentabilidad muy atractiva. Además, en el momento en el que la inflación esté totalmente controlada y se empiece a hablar de bajadas de tipos, será un activo con un potencial de revalorización alto, al ser muy sensible al tipo oficial de intervención del BCE. Los tramos largos, por su parte están más ligados al crecimiento económico futuro.
Como ejemplo de la volatilidad existente en el mercado y lo sensibles que son las curvas soberanas a los datos de inflación y previsiones de crecimiento, los expertos de Gescooperativo señalan que, al cierre del mes de octubre, el bono estadounidense a dos años cerraba ofreciendo una rentabilidad del 5,03%, mientras que el de a 10 años lo hacía al 4,84%, y quince días después los niveles eran del 4,91% y 4,53%, respectivamente.
Por su parte, en Europa, el activo de referencia, que es el bono alemán, en el plazo de dos años cotiza actualmente al 3,01%, mientras que en 10 ofrece una rentabilidad del 2,63%, lejos del 2,96% que marcó a principios de octubre.
En cuanto al comportamiento futuro de las diferentes curvas soberanas, la idea es que estarán claramente condicionadas por la capacidad de los países de controlar su déficit fiscal y niveles de endeudamiento, además del crecimiento económico.
La deuda corporativa, puede ser un activo muy interesante de cara al año que viene, al ofrecer mayores rentabilidades que la deuda pública y tratarse en su mayoría de compañías con balances muy saneados, márgenes operativos amplios y un bajo endeudamiento.