«Basándonos en nuestra evaluación actual, consideramos que las tasas de interés oficiales del BCE se encuentran en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente a que la inflación regrese a nuestro objetivo de mediano plazo de manera oportuna», ha detallado. El organismo pretende con esta estrategia permitir que todas las subidas de tipos realizadas en los últimos meses materialicen su «impacto máximo sobre la inflación», un proceso que incluye cierto «retraso», y para el que «existe cierta incertidumbre sobre cuán fuerte será este efecto».
«Por lo tanto, debemos estar atentos a cómo actúan estas fuerzas en la economía. Pero dada la magnitud de nuestro ajuste de políticas, ahora podemos dar algo de tiempo para que se desarrollen», ha agregado.
Sobre la evolución de los precios, la titular del BCE espera «que la inflación general vuelva a aumentar ligeramente en los próximos meses, debido principalmente a algunos efectos de base».
«Esto refleja las caídas considerables en los costos de la energía observadas a principios del año pasado y la reversión de algunas de las medidas fiscales que se implementaron para combatir la crisis energética. Pero deberíamos ver un mayor debilitamiento de las presiones inflacionarias generales», ha valorado.
Sin embargo, ha enfatizado que «este no es el momento de empezar a cantar victoria», puesto que todavía no se han desvanecido «los riesgos de una inflación persistente». Estos riesgos se relacionan en cierto grado con la evolución del mercado laboral y de los salarios. «Por ahora, nuestra evaluación es que el fuerte crecimiento salarial refleja principalmente efectos de ‘ponerse al día’ relacionados con la inflación pasada, más que una dinámica autocumplida en la que la gente espera una mayor inflación en el futuro. Pero para evaluar cómo están evolucionando los salarios y si representan un riesgo para la estabilidad de precios, seguiremos de cerca una serie de acontecimientos», ha manifestado.
En este sentido ha destacado la importancia de «que las expectativas de inflación sigan ancladas, lo que garantiza que, cuando pase el shock actual, la fijación de salarios y precios se guiará por la meta de inflación del 2%».
«Nuestras decisiones futuras garantizarán que nuestras tasas de política monetaria se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario. Y hemos condicionado esas decisiones futuras a los datos entrantes, lo que significa que podemos actuar de nuevo si vemos riesgos crecientes de no alcanzar nuestro objetivo de inflación».