De esta manera, la presidencia española tratará de cerrar el pacto en una cena que tendrá lugar la noche previa a la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE, el Ecofin, del próximo 8 de diciembre. La cena, que tendrá lugar en la noche del día 7, se prevé «larga», ya que los ministros están dispuestos a debatir toda la noche si es necesario para alcanzar un acuerdo antes de que acabe el año, como requiere el mandato del Consejo. El encuentro se desarrollará, por tanto, en lo que algunas delegaciones han denominado «modo cumbre», al estilo de las reuniones de líderes, en las que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE extienden sus intercambios hasta bien entrada la madrugada y no concluyen hasta que hay acuerdo.
Precisamente, si logran un pacto esa misma noche, la agenda de los ministros para su reunión formal del día siguiente quedaría algo más despejada para discutir otros asuntos, incluido el relevo al frente del BEI.
Aunque la intención inicial de la presidencia española era convocar un Ecofin extraordinario en torno al 23 de noviembre, finalmente se ha optado por este formato a fin de garantizar que los Veintisiete estén presentes con el objetivo de cerrar a tiempo las normas que, según el texto actual, limitan el déficit y la deuda pública al 3% y el 60% del PIB.
Tras su reunión del pasado 9 de noviembre, los socios europeos constataron avances sustanciales hacia un acuerdo tras hacer varias concesiones a Berlín y otros países, que exigían más esfuerzo fiscal a los estados más endeudados. Calviño ya explicó entonces que la última propuesta española garantiza una reducción gradual y coherente de la deuda, junto con numerosas mejoras metodológicas, al tiempo que deja espacio fiscal para responder a nuevas crisis y que refleja contribuciones «muy útiles» de los Estados miembro.
No obstante, reconoció también que quedaba «mucho trabajo por hacer y un último kilómetro por correr» mientras el tiempo apremia para buscar un encaje al proceso legislativo que sigue a la adopción de posiciones del Consejo y el Parlamento antes del receso electoral que precede a las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024, lo que obliga a culminar las negociaciones sobre el expediente durante el próximo mes de marzo.
Las concesiones a Alemania en el documento que presentó la presidencia española en la pasada reunión rebajaron las reticencias de Berlín, que considera que «no es creíble que se reduzcan los niveles de deuda sin un déficit anual sostenible», mientras que París propone centrarse en la sostenibilidad de la deuda teniendo en cuenta las diferentes situaciones de los países como «punto de partida». Así, el principal reto que afrontan los países es el de perfilar el modo en que los países con una deuda superior al 60% de su PIB -como es el caso de España, cuya deuda supera el 100% y que según la Comisión Europea seguirá en el 106,5% del PIB el año que viene- garantizan una senda descendente que podrán diseñar los propios países, pero atendiendo a criterios comunes.