La variante que el día 29 inaugurarán el rey Felipe VI -su tatarabuelo Alfonso XII hizo lo propio con la ‘rampa’ de Pajares- y el presidente del Gobierno, discurre a lo largo de 49,7 kilómetros entre La Robla (León) y Pola de Lena (Asturias) que incluyen catorce viaductos y once túneles, entre ellos el de casi 25 kilómetros de longitud que perfora el puerto que le da nombre. Tras la llegada del AVE a Galicia en 2021 y aún lejana la fecha para Cantabria y el País Vasco, Asturias verá así cumplida su casi eterna reivindicación de mejorar su comunicación ferroviaria con la Meseta para viajeros y mercancías y permitirá, ya en los primeros meses tras la entrada en servicio de la Variante, reducir a tres horas y media el viaje entre Oviedo y Madrid (una hora y cuarto menos).
Considerada la obra ferroviaria más compleja hecha en España por sus dificultades técnicas tanto en la fase de obra como en la de proyecto por las características geotécnicas del macizo que atraviesa, la puesta en circulación de los trenes la próxima primavera y las mejoras pendientes en el tramo León-La Robla permitirán reducir esos tiempos y duplicar las plazas disponibles.Si a finales del siglo XIX ya provocaron protestas los casi treinta años que pasaron desde que se aprobó la salida ferroviaria a la Meseta hasta su puesta en marcha, también en 1989 la sociedad asturiana se movilizó de forma masiva con los partidos, sindicatos y empresarios que lideraron una plataforma para exigir al Gobierno socialista que planificase la obra.
Aunque Renfe había encargado los primeros estudios en 1980, el PSOE paralizó el proyecto para dar prioridad a otras infraestructuras hasta que dieciséis años después, el Congreso aprobó a iniciativa de IU, y con la abstención socialista, una ley de artículo único que obligaba a ejecutar la variante y que la convierten en la única infraestructura española construida ‘por imperativo legal’. Con 60.000 billetes vendidos en la campaña promocional del trazado, Felipe VI, Sánchez y los presidentes de Asturias y Castilla y León serán el miércoles los primeros usuarios en dejar atrás la histórica ‘rampa’ de Pajares, que algunos colectivos exigen conservar, para llegar a Asturias por una infraestructura del siglo XXI aún cuestionada por el ministro, y después presidente asturiano, que puso su primera piedra, un Álvarez-Cascos que ve «escandalosa» la desnaturalización del proyecto inicial.