La incorporación a la alianza se producirá en enero de 2024. Ante el revuelo causado el mandatario brasileño quiso aclarar que el país no será miembro de la OPEP “nunca”, sino que actuará como observador.
En un mensaje en la red social X, Lula dijo que Brasil va a defender “la importancia de superar la política de combustibles fósiles” en el seno de la OPEP+. Su objetivo es “que los países que ganan dinero con esa política (petrolera) puedan invertir en la energía del futuro, la energía verde. Esta superación es una voluntad, pero el camino hasta allá es un desafío”, dijo Lula. Brasil es el mayor productor de petróleo de Latinoamérica y pasará a ser el vigésimo cuarto socio de la OPEP+ y el tercero de la región, junto a México y Venezuela, éste último uno de los cinco países fundadores del cartel OPEP en 1960 y que hoy cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo.
El gobernante no habló de las políticas de cuotas de producción de la OPEP+, pero el presidente de la petrolera estatal Petrobras, Prates, adelantó a la prensa que su país no participará en esa política. Brasil, actualmente el mayor productor de petróleo de Latinoamérica, pasará a ser el vigésimo cuarto socio de la OPEP+ y el tercero de la región, junto a México y Venezuela, éste último uno de los cinco países fundadores del cartel OPEP en 1960 y que hoy cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo.
El inesperado anuncio se hizo al finalizar la conferencia ministerial de la OPEP+, celebrada este jueves de forma virtual, mediante una nota en la que se anunció que el ministro brasileño de Minas y Energía, Alexandre Silveira, intervino en el encuentro. Brasil tuvo una producción de 3,5 millones de barriles equivalentes diarios de promedio el pasado octubre, según datos oficiales, aunque en agosto llegó a elevar esa cifra hasta el récord de 4,48 millones de barriles. El país espera convertirse en 2030 en el quinto mayor exportador mundial de crudo gracias al fuerte aumento de su producción, que llegará a 5,3 millones de barriles.
Las reacciones del ingreso de Brasil en la alianza no se han hecho esperar. La organización ambientalista Greenpeace señaló señaló que la decisión es incoherente con el discurso climático que el país promueve en la cumbre del clima. Según la ONG, puede poner en jaque la idea de exigir objetivos más ambiciosos a los países desarrollados. “Brasil dice una cosa, pero hace otra en la COP28. Es inaceptable que el mismo país que dice defender el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados anuncie ahora su alineación con el grupo de los mayores productores de petróleo del mundo”, dijo Leandro Ramos, director de programas de Greenpeace Brasil.