Desde Bruselas, a su llegada a la sede del Consejo Europeo, Reynders reiteró: «Por supuesto que tenemos preguntas» respecto a la ley de amnistía, cuestionando así otra vez la versión de Bolaños quien había declarado que la Comisión Europea no albergaba «preocupaciones» sobre la misma.
«Tuve una muy buena reunión, para confirmar que organizaremos un diálogo muy bueno durante todo el proceso», afirmó Reynders, a la vez que recordaba que la Comisión sigue esperando a que el Congreso apruebe el texto definitivo del actual proyecto de ley antes de analizarla en profundidad.
La semana pasada, Bolaños, ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, viajó a Bruselas para intentar defender la amnistía ante figuras clave de la Comisión Europea.
Carles Puigdemont en un momento de la sesión parlamentaria en Estrasburgo este pasado miércoles
A pesar del alto nivel de estos encuentros, en los que tuvo que entregar una copia física de la propuesta de ley de amnistía y conversó con personajes como la vicepresidenta de la Comisión, Vera Jourová, y el comisario de Justicia, Didier Reynders, Bolaños mintió y afirmó que «sobre la ley de amnistía hay cero preocupación por parte de la Comisión».
La Comisión Europea tardó muy poco en desmentir las palabras de Bolaños, indicando que aún están evaluando la ley y no se pronunciarán hasta su adopción parlamentaria definitiva.
La seriedad de la situación se hizo más evidente cuando el portavoz de Reynders, Christian Wigand, aclaró que «el análisis sigue en marcha, por tanto en ese sentido el comisario no ha dicho por ahora que la ley de amnistía no plantea preocupaciones».
El origen de estas tensiones se remonta a una carta enviada por Reynders el 7 de octubre a Bolaños y a Pilar Llop, mostrando una preocupación anticipada por una ley aún no propuesta formalmente.
Esta acción, respaldada por Ursula von der Leyen, ya revelaba la profunda inquietud de la Comisión. Además, la respuesta del Gobierno español a esta carta fue percibida como una humillación en la Comisión, demostrando un intento de desviar la atención y minimizar la preocupación europea.