Después de haber acometido el mayor endurecimiento monetario en 40 años, el banco central estadounidense considera que es hora de esperar y ver los efectos de la agresiva subida tipos ejecutada en los últimos 17 meses. Con la de ayer son ya tres las reuniones en las que la Fed no realiza modificaciones.
Más que la decisión de este mes, que se daba por hecho, los inversores tenían puesta la mirada en las proyecciones de cara a los próximos trimestres. Por primera vez desde marzo de 2021 los funcionarios no prevén más subidas para los próximos años. Según lo recogido en el diagrama de puntos, el comité espera recudir las tasas en 75 puntos básicos en 2024, un cuarto de punto más que lo estimado en septiembre, pero ligeramente por debajo de los 100 puntos básicos que proyectaba el mercado. Para 2025 el precio del dinero se reduciría otros 100 puntos básicos hasta el 3,5%-3,75%. Ya en 2026 bajarían unos 70 puntos básicos más, situándose en el entorno del 3%.
La idea que venía proclamando el presidente de la Fed, Jerome Powell, de tipos altos durante más tiempo empieza a resquebrajarse y la cita del próximo mes de junio es vista como el momento clave para dar un giro a la política monetaria en EE UU. Las probabilidades de un recorte para esa fecha rozan el 85%, ligeramente por encima del 74,4% de mayo. No obstante, los operadores van un paso más allá. Los swaps de la Fed muestran ahora recortes de 128 puntos básicos, por encima de los 113 previos a la decisión. Powell intentó ayer rebajar el entusiasmo y señaló que, aunque la inflación ha disminuido, sigue siendo demasiado alta. “No se puede cantar victoria”, subrayó. El responsable de la institución remarcó que están preparados para endurecer los tipos aún más si fuera necesario. “Los indicadores recientes sugieren que el crecimiento se ha ralentizado respecto a su fuerte ritmo del tercer trimestre. Es probable que el endurecimiento de las condiciones financieras y crediticias de los hogares y las empresas afecte a la actividad económica, la contratación y la inflación”.
La Fed reconoce que el alcance de estos efectos “sigue siendo incierto”. Y aunque los funcionarios dan su brazo a torcer reiteran que seguirán atentos a la evolución de los precios y que estarán dispuestos a actuar si la situación lo requiere.
Una flexibilización de la política monetaria se mantendría en línea con las declaraciones efectuadas por la secretaria del Tesoro y anterior responsable de la Fed, Yellen. Horas antes de que se publicara el comunicado, Yellen señalaba que tendría sentido que la Fed considerara rebajas de los tipos a medida que la inflación disminuye en EE UU para mantener la economía en equilibrio. Los últimos datos demuestran que el fuerte ajuste del último año y medio empieza a dar sus frutos. La inflación en noviembre se situó en el 3,1%. Aunque los precios siguen siendo reticentes a caer al objetivo del 2%, están lejos de los dos dígitos que llegaron a registrar a finales de 2021.
Los responsables de la Fed aprovecharon la última reunión de 2023 para revisar sus estimaciones macroeconómicas. Después de la solidez mostrada por la economía de EE UU en el tercer trimestre (5,2% en tasa interanual), esperan que la economía crezca un 2,6% este año, por encima del 2,1% del pasado septiembre. Aunque el comité confía en lograr un aterrizaje suave –bajar la inflación sin dañar la economía–, el próximo año la economía crecerá a un ritmo menor. La Fed estima que el PIB de EE UU avance un 1,4%, una décima menos de lo previsto hace tres meses. La inflación, el quebradero de cabeza de los mercados y las economías en los últimos meses, seguirá bajando. El comité espera que a cierre de año alcance el 2,8%. Retornar al ansiado objetivo del 2% continuará siendo complicado y no esperan lograrlo hasta 2026. La tasa subyacente, que excluye los alimentos frescos y la energía, cerró noviembre en el 4% y esperan que alcance el 3,2% a cierre de año.
El empleo se ha mostrado resistente (la tasa de paro cerró noviembre en el 3,7%), pero los funcionarios esperan que el ajuste de los últimos meses acabe enfriando el mercado laboral. Según las últimas proyecciones la tasa de paro repuntará ligeramente al 3,8% en 2023 y se mantendrán en 4.1% los próximos tres años, una idea que ya había avanzado en septiembre.