“La ralentización continuará en 2024, con un aumento mundial que se reducirá a la mitad, hasta 1,1 millones de barriles diarios, ya que el crecimiento del PIB se mantendrá por debajo de la tendencia en las principales economías. La mejora de la eficiencia y el auge del parque de vehículos eléctricos también afectarán a la demanda”, según la Agencia.
Sin embargo el cártel petrolero, la OPEP, no quiere ni oír hablar de disminución en los incrementos de la demanda para 2024. Prevé, nuevamente, que crezca a un ritmo de 2,2 millones de barriles diarios para alcanzar la cifra récord de consumo de 104,4 millones. Sin duda, esta opinión del lobby petrolero mundial es interesada y no se ajusta a la tendencia dibujada en los últimos meses ni al comportamiento del precio de esta materia prima. El 6 de octubre, día previo al ataque de Hamás a la población israelí, el Brent cotizaba en 84,58 dólares y ahora está casi 8 dólares por debajo de ese nivel, pese a que el temor a una extensión del conflicto en la zona elevase su precio hasta los 92,16 dólares por barril el 20 de octubre.