Eso es lo más reseñable de un avance sobre el resumen climatológico anual de 2023 de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), dado a conocer este viernes por su portavoz, del Campo, en declaraciones enviadas a los medios.“Es destacable que se ha tratado de un año extremadamente cálido. De hecho, va a terminar como el segundo año más cálido de la serie histórica, solo ligeramente por detrás de 2022. Ambos años se constituyen como los más cálidos en nuestro país desde al menos 1961, pero, con reconstrucciones climáticas realizadas por climatólogos de Aemet, podemos afirmar incluso que se trataría 2022 y 2023 de los dos años más cálidos en España desde al menos 1916”, destacó Del Campo.
Además, ambos años son los más cálidos “con cierta diferencia”, según Del Campo, puesto que aventajan en al menos medio grado respecto a 2020 y 2017, que empatan en el tercer lugar.
Del Campo consideró “muy significativo” que, a la espera de conocer el balance definitivo de diciembre, no haya habido ningún mes de este año con carácter frío, ya que tres fueron normales, dos cálidos y siete muy cálidos. En cuanto a las estaciones, el invierno 2022-2023 resultó cálido (el décimo con temperaturas más altas desde 1961), la primavera fue extremadamente cálida (la más calurosa de la serie histórica), el verano transcurrió muy cálido (el tercero desde 1961) y el otoño fue extremadamente cálido (el segundo).
Todo ello se tradujo en una mayor frecuencia de episodios de temperaturas altas a lo largo del año que de valores bajos. “De hecho, hemos tenido nada menos que 90 días con una temperatura media para el conjunto de España que se situaba entre el 5% de las más altas registradas históricamente para esas fechas, es decir, podemos considerar que uno de cada cuatro días ha tenido temperaturas extraordinariamente altas para la época del año”, comentó Del Campo.
Por el contrario, solo cinco días estuvieron entre el 5% de los más fríos registrados para esas fechas. Esto ocurrió en el único episodio frío destacable del año, entre finales de febrero y comienzos de marzo.
Entre los episodios cálidos más destacables está la ola de calor que se produjo entre el 17 y el 25 de agosto, algo tardía, pero bastante intensa y extensa, pues afectó a 39 provincias y en su transcurso se batieron récords de temperaturas máximas y de mínimas muy altas, como los 44 grados de Bilbao o los 29,4 grados de temperatura mínima en Barcelona, ambos el día 23 de agosto. Otra ola de calor muy destacable tuvo lugar en Canarias entre el 2 y el 17 de octubre, extraordinaria por su duración (la más larga en el archipiélago desde que hay registros) y por su carácter tardío. En su transcurso, la isla del Hierro tuvo la temperatura más alta desde que hay registros no solo de octubre, sino de todo el año, con 35,5 grados. “Hay que destacar que previamente en Canarias, el día 12 de agosto, una estación de Aemet ubicada en el municipio de Guía de Isora (Tenerife) registró una temperatura mínima, sí, sí, decimos bien, una temperatura mínima de 37,2 grados. Es la temperatura mínima más alta registrada en cualquier punto de España de manera confiable desde que hay registros”, subrayó Del Campo.
Otro episodio cálido reseñable fue el de finales de abril, con temperaturas de pleno verano en mitad de la primavera. Córdoba alcanzó 38,8 grados el día 27, con lo que pulverizó su récord anterior de abril por 4,8 grados. En la primera quincena de octubre volvieron las condiciones veraniegas. El día 1, una de cada tres estaciones de la red principal de la Aemet batió su récord mensual de temperatura máxima para ese mes. Entonces, Foronda-Txokiza, cerca de Vitoria (Álava), llegó a 33,7 grados, lo que supuso 4,4 más que el récord anterior. A mediados de diciembre, en otro periodo corto pero intenso de temperaturas altas para la época del año, el Centro Meteorológico de Málaga midió 29,9 grados el día 12, la temperatura más alta registrada en la España peninsular en diciembre en toda la serie histórica. Y el aeropuerto de Málaga, con 29,4 grados también el día 12, superó en 4,8 grados el récord anterior. “Es decir, vemos que en el año 2023 se han batido récords por amplios márgenes”, apostilló Del Campo.
Por otro lado, este año ha sido muy seco en España. Hasta el día 26 de diciembre era el quinto menos lluvioso del registro histórico, que comienza en 1961, y el cuarto año más seco del siglo XXI. Desde el 1 de enero hasta el día 26 de diciembre se acumularon 534 litros por metro cuadrado en el conjunto de España, esto es, un 15% por debajo de lo normal. “Todavía hay que contabilizar las lluvias de los pocos días que faltan para que termine el año, pero, en cualquier caso, es casi seguro que va a quedar entre uno de los siete años más secos de toda la serie histórica y, con total seguridad, será el cuarto año más seco del siglo actual”, recalcó Del Campo. Las precipitaciones estuvieron muy desigualmente repartidas a lo largo del año. Febrero, marzo y abril fueron muy secos. De hecho, la primavera resultó ser la segunda menos lluviosa desde que hay datos y se salvó ‘in extremis’ de ser la más seca por las lluvias de finales de mayo.
El verano tuvo lluvias por encima de lo normal, pero concentradas en la primera quincena de junio, que fue muy tormentosa. El otoño resultó lluvioso en el conjunto del país, pero con grandes desigualdades geográficas, puesto que en el noroeste y en la zona centro de la península llovió más el doble de lo normal, mientras que en buena parte de Cataluña, el área levantina y sur de Andalucía fue un otoño muy seco, y no se llegó ni a la mitad de lo normal. El mes de diciembre, al menos hasta el día 26, se comportó como un mes muy seco, puesto que solo llegó a la mitad de las precipitaciones normales para el conjunto de España.
Históricamente, diciembre suele ser el segundo mes más lluvioso del año, solo ligeramente por detrás de noviembre. “El hecho de que las lluvias este mes hayan escaseado en un mes tradicionalmente lluvioso implica que terminaremos 2023 en situación de sequía meteorológica de larga duración en el conjunto de España”, indicó Del Campo. Cabe destacar la situación de sequía en Cataluña (la más intensa desde al menos 1961) y en las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, y el sur de Andalucía (la más larga de la serie histórica, pues comenzó en la primavera de 2016).
Pese al ambiente generalmente poco lluvioso, este año se produjeron episodios de lluvias importantes. A finales de febrero y comienzos de marzo, la borrasca Juliette dio lugar a un importante episodio de nevadas en Baleares, se vieron copos a nivel del mar en puntos de la costa mediterránea catalana y a nivel del mar en el archipiélago balear, y se llegaron a superar espesores de nieve de más de 2,5 metros por encima de 1.400 metros en la Sierra de Tramontana (Mallorca). Otro de los episodios más recordados será la DANA (depresión aislada en niveles altos) de comienzos de septiembre, que dejó siete fallecidos en toda España. Hubo lluvias torrenciales en los Pirineos, el área mediterránea y la zona centro peninsular. Ciudades como Toledo, Segovia o Valladolid vivieron el día 2 su jornada más lluviosa en 24 horas desde que hay registros. También fue destacable el episodio de lluvias asociado a la borrasca Aline, que el 19 de octubre dejó 108 litros por metro cuadrado en el madrileño Parque del Retiro, la mayor precipitación en 24 horas en la capital de España desde al menos 1860.
Pocos días después, el 22 de octubre, la borrasca Bernard entró por el Golfo de Cádiz con fuertes lluvias e intensas rachas de viento, que superaron los 100 km/h en zonas de Jaén, Sevilla, Huelva y otros puntos del suroeste peninsular. Esta peculiar borrasca, además, tenía algunos rasgos propios de los ciclones subtropicales. “En resumen 2023, ha sido un año extremadamente cálido y muy seco en el conjunto de España. En su transcurso, hemos vivido numerosos fenómenos extremos meteorológicos”, destacó Del Campo.
El portavoz de la Aemet precisó que no se puede hacer un pronóstico meteorológico para 2024 en su conjunto. “Es imposible, pero lo más probable es que las temperaturas estén, en general, por encima de lo normal en nuestro país hasta la primavera, con unas lluvias que también a lo largo de los próximos tres meses serían más abundantes de lo habitual, o al menos ese es el escenario más probable en el noroeste de la península”, concluyó.