El año terminó con alrededor de un 2% de vertidos renovables. En total se generaron 135.000 gigavatios hora (GWh) en 2023 mediante energía eólica, solar fotovoltaica, autoconsumo, solar térmica, hidráulica, biomasa y otras fuentes, por lo que se podría decir que 2.700 GWh ‘se tiraron a la basura’, según estimaciones de Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) en base a los datos de Red Eléctrica.
Desde la patronal advierten que la principal causa de los vertidos de energía se debe, actualmente, a la falta de demanda. También se pueden producir porque la red eléctrica esté saturada y se den restricciones de producción, conocidas como curtailments. Red Eléctrica puede ordenar que los productores recorten la generación cuando el suministro supera la capacidad de la red. No obstante, hay que señalar que con los datos del 2022, el sistema peninsular presentaba uno de los porcentajes más bajos de vertidos por restricciones de red según el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El valor límite de la normativa europea a nivel de sistema es del 5%, aplicable para penetraciones renovables menores del 50%. Con penetraciones superiores al 50% no hay límite definido.
En este sentido, desde Appa advierten de que el hito de producción renovable ha coincidido con «una preocupante contracción de la demanda eléctrica», en un momento en el que el número de proyectos renovables -sobre todo solares fotovoltaicos- que se esperan para los próximos años es incontable. En enero del año pasado se aprobaron declaraciones de impacto ambiental para 45 GW y, según los números del sector, hay otros 23 GW de potencia que cuentan con autorizaciones previas, lo que dará como resultado 68 GW nuevos conectados a red . De este modo, la patronal señala que el «miedo es a futuro». «Si no se incrementa la demanda y no se desarrollan más redes, vamos a tener un problema», subrayan. En los últimos dos años la demanda eléctrica ha disminuido más de un 5%, mientras el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla incrementos de la demanda del 5% anuales.
Tan solo en 2023, la demanda eléctrica nacional alcanzó los 244.686 gigavatios hora (GWh), lo que representa una caída del 1,9% con respecto al año anterior, teniendo en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas, según los datos de Red Eléctrica. En términos brutos, el descenso fue de un 2,3%. Bajo este escenario, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ya mandó un mensaje contundente sobre la actualización del PNIEC. «Si no hay demanda (eléctrica), no se van a construir renovables», dijo sobre los objetivos que marcha la hoja de ruta hacia la descarbonización hasta 2030. El consejero delegado de Endesa, José Bogas, también dijo los objetivos «no son realistas», teniendo en cuenta «la historia y las estadísticas» de ritmo de desarrollo en el sector.
El Gobierno ha elevado al 81% el objetivo de generación eléctrica mediante fuentes renovables para 2030, debido a la mayor integración de energías limpias en el sistema eléctrico, el almacenamiento, el crecimiento del autoconsumo y la aportación del hidrógeno ‘verde. El borrador, que aún puede sufrir cambios y cuya versión definitiva deberá remitirse a Bruselas en junio de este año, establece una potencia de 62 GW de energía eólicas y de 76 GW de solar fotovoltaica. El gran ‘boom’ verde en España se produjo entre 2018 y 2022. Se desplegaron alrededor de 27.000 MW de energía eólica, solar fotovoltaica, autoconsumo, solar térmica, hidráulica, biomasa y otras fuentes, según datos del operador del sistema eléctrico y de Appa Renovables. Para hacerse una idea, entre 2012 y 2018 se instalaron 4.853 MW. De su lado, en 2023, las tecnologías limpias siguieron al alza, aunque disminuyen el ritmo por el ‘parón’ que sufrió la eólica. En concreto, las fuentes ‘verdes’ de generación sumaban una potencia a cierre del ejercicio de 75.746 MW, lo que supone un 7% más en comparación con el año anterior y el 61% del total del sistema eléctrico nacional.
En referencia a las redes, un informe de PwC señala que son hoy en día «un cuello de botella para la descarbonización» y que se corre el peligro de que estanquen la transición hacia energías limpias y el cumplimiento de los objetivos climáticos a 2050. «En España, la construcción de los proyectos solares y eólicos con autorización de red, hoy casi triplicaría la capacidad instalada actual, trasladando la presión al desarrollo de redes para su viabilización», apunta la consultora en el documento.
Para integrar 11 GW de energía renovables al año sería necesario invertir 5.600 millones de euros anuales en redes, según el informe, por lo que el sector pide que se elimine el límite actual de inversión. El Real Decreto 1048/2013 limita el volumen anual de inversión de todas las distribuidoras eléctricas indicando que no puede superar el 0,13% del PIB de cada año previsto por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. «Las inversiones planificadas hasta 2030 superarían los límites actualmente establecidos por la regulación», añade la consultora. La inversión media entre 2015-2018 fue de 1.482 millones de euros, mientras que el límite para el periodo 2023-2030 se sitúa alrededor de los 2.750 millones de euros.
Bajo este contexto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha iniciado la modificación puntual de la planificación de electricidad con horizonte 2026, elevando su cifra inversora en un 4,6%, hasta los 7.285 millones de euros, y prepara una nueva planificación 2025-2030. Contempla 64 actuaciones destinadas a facilitar la materialización de proyectos estratégicos para la descarbonización de la industria, la producción de hidrógeno, la integración de energía renovable, o el apoyo a la cadena de materiales y tecnologías clave vinculadas a la transición verde.
Por su parte, la Comisión Europea también ha presentado un «plan de acción» para incentivar la inversión en redes eléctricas en la Unión Europea. El Ejecutivo comunitario calcula que se precisarán 584.000 millones de euros en lo que resta de década para acompañar la electrificación de la economía. El plan apenas reconoce 4.000 millones de euros de financiación procedentes de fondos presupuestados hasta 2027 y aún sin utilizar, otros 13.000 millones hábiles de fondos de recuperación y parte de los fondos regionales que también podrían emplearse para redes. Desde Bruselas reconocen que se desearía tener más dotación presupuestaria, pero es imposible dentro del actual marco financiero plurianual de la UE, que abarca el período de 2021 a 2027.