Como se sabe, el Salario Mínimo, establecido por la legislación española, sirve como punto de referencia para determinar la remuneración mínima legal en todo el país y en diversas actividades económicas, estableciendo así un límite inferior. A lo largo del tiempo, los incrementos constantes en el SMI, sin tener en cuenta las variables indicadas en el Estatuto de los Trabajadores, han resultado en un aumento significativo, que ha perforado el tope del 60% esta situación es bastante especial en Extremadura, done el Salario Mínimo representaría el 72,8% del salario medio autonómico. Este fenómeno tiene importantes repercusiones en la productividad empresarial y en las negociaciones de los convenios colectivos. A nivel provincial la situación se agrava ya que el SMI ha generado distorsiones en el 75% de las provincias españolas, siendo afectadas 38 de ellas por los incrementos de los últimos años, ya que el Salario Mínimo excede el 60% del promedio provincial. De hecho, solo 14 provincias tienen un SMI por debajo de este umbral.
En la España vaciada, las pymes son las que más sufren los incrementos del SMI. Desde Cepyme destacan que «Si realizamos el análisis de forma provincial, se observa que en la mayor parte de las provincias, las empresas de hasta 50 trabajadores sufren un gran impacto por el alza del SMI. De hecho, en 26 provincias si el SMI se sitúa en los 1.134 euros superaría el 75% del salario medio provincial».
Y es que de las 26, en 15 se supera el 80%, con Ávila (90,8%), Zamora (89,1%) y Badajoz (87,3%) a la cabeza. Esta situación afecta directamente al estancamiento y reducción del empleo en estas regiones, debido a que las empresas no tienen margen suficiente para mantener o ampliar sus plantillas. Las subidas experimentadas desde 2018 han tenido un impacto más pronunciado en el empleo relacionado con tareas elementales. Hasta el año 2018, el empleo en tareas elementales y no elementales mostraba un crecimiento similar, alrededor del 13% en los cinco años anteriores. Sin embargo, a partir de entonces, cuando el SMI comenzó a aumentar significativamente, el empleo en tareas elementales creció aproximadamente una tercera parte en comparación con el resto de los ocupados (3,2% y 9,7%, respectivamente, entre los terceros trimestres de 2018 y 2023), apunta Cepyme.
Si el crecimiento hubiera continuado al mismo ritmo, habría aproximadamente 163.000 personas adicionales empleadas en la actualidad. La falta de creación de estos empleos afecta particularmente a grupos específicos, como jóvenes y personas sin experiencia y/o capacitación. La menor competitividad de estas empresas dificulta, en términos generales, la capacidad de trasladar el aumento de los costos salariales al precio final de los productos o servicios. Las presiones salariales se intensifican de manera exponencial en las empresas más pequeñas, lo que afecta tanto a su situación económica como a la gestión de sus recursos humanos. Las pymes españolas se encuentran cada vez con menos margen para absorber un incremento de los costos salariales, especialmente cuando se suman a esto los aumentos de los costos no salariales como resultado de un proceso inflacionario generalizado.