Las gestoras y los bancos de inversión, sin embargo, no esperan que el encuentro culmine con novedades relevantes sobre el futuro de los tipos de interés en Europa y prevén que estos se mantengan en su nivel actual hasta una primera bajada a partir de junio, tal y como ya adelantó Christine Lagarde, presidenta del organismo.
A pesar de que algunos inversores confiaban en que los bancos centrales llevarían a cabo un primer recorte de tipos este mes de marzo, ese sentimiento optimista se ha acabado enfriando y los mercados bursátiles han reaccionado a la baja este semana. Esto se ha dado sobre todo en el mercado estadounidense ante el cambio de expectativas sobre la política de la Reserva Federal.
Segura-Cayuela, economista jefe para Europa de Bank of America, ha señalado que no se esperan «cambios en la política monetaria ni en la comunicación por parte del BCE la próxima semana». Además, ha concretado que «el BCE quiere ver los datos de primavera sobre beneficios, salarios e inflación» antes de tomar decisiones.
«Es poco probable que la reunión del 25 de enero cambie mucho las cosas, ya que los datos realmente importantes sobre la evolución económica -crecimiento del PIB en el cuarto trimestre e inflación en enero- no se publicarán hasta el 30 de enero y el 1 de febrero, respectivamente», recalca Kastens, economista para Europa de la gestora DWS. Según Kastens, ahora mismo «existe una gran variedad de opiniones en el seno del Consejo de Gobierno» del BCE, por lo que es «probable» que su presidenta, Christine Lagarde, «siga insistiendo en su dependencia de los datos en la conferencia de prensa», pero «también se abra a recortes de tipos en un futuro próximo».
Para Kastens, «hay razones de peso para un primer recorte en junio de 2024, momento en el que los datos sobre la evolución salarial del primer trimestre deberían estar disponibles y habrá más claridad sobre la tendencia de la inflación en 2024». Gilles Moëc, economista jefe de Axa Investment Managers, cree que los riesgos de inflación en Europa son menores que en EEUU, porque se espera un crecimiento «mediocre» en la zona del euro. «Desde un punto de vista normativo, esto nos haría simpatizar con un recorte de tipos en marzo. Pero, desde un punto de vista predictivo, seguimos sin esperar ese movimiento antes de junio», señala Moëc. A su juicio, aunque resulta comprensible la preocupación del BCE por «el riesgo de una segunda ola de inflación, impulsada por los costes laborales, hay una fuerza igual que puede jugar en la otra dirección, el impacto amortiguador de las mediocres condiciones de la demanda sobre los beneficios».
El consenso sobre una previsible bajada de tipos en junio es menos firme al pronosticar el ritmo al que podrían acometerse las rebajas posteriores. Segura-Cayuela sostiene que, teniendo en cuenta la «rápida desinflación», todo apunta a una actuación más decidida del BCE a partir de ese momento. «Estamos cada vez más nerviosos ante la posibilidad de que los datos (de inflación y crecimiento) obliguen al BCE a recortar (los tipos de interés) una vez en cada reunión posterior, en lugar de trimestralmente, un ritmo acelerado que no esperábamos hasta 2025», explica el economista jefe para Europa de Bank of America.
Por el contrario, Kastens espera una actuación más cauta del BCE. «Aún no compartimos el optimismo de muchos participantes en el mercado de que el BCE vaya a recortar los tipos muy rápida y significativamente», afirma. «Como el BCE quiere evitar errores a toda costa, mantenemos nuestra opinión de recortes graduales de los tipos en 2024», subraya la economista de DWS. El tipo de interés de referencia en la zona del euro se encuentra en el 4,5% después de que en diciembre el Consejo de Gobierno del BCE decidiera mantenerlos en ese nivel por segunda vez consecutiva.