El ‘think tank’ energético destaca que el desplome de la generación de electricidad mediante carbón y gas en la UE en 2023 se tradujo en un descenso récord de las emisiones del sector eléctrico del 19%. En concreto, la producción fósil se desplomó un 19% el curso pasado en comparación con 2022, representando menos de un tercio de la energía de la UE por primera vez. El carbón bajó un 26% hasta su nivel más bajo histórico de 333 teravatios hora (TWh), o el 12% de la generación de electricidad de la UE. Además, el recorte del carbón no resultó en un aumento del gas, que bajó un 15%, la mayor reducción anual desde al menos 1990 y el cuarto año consecutivo de disminución de la generación. El carbón está a punto de desaparecer y, a medida que crezcan la eólica y la solar, el gas será el siguiente en entrar en declive terminal. Sin embargo, no es el momento de dormirse en los laureles. La UE necesita centrarse en el rápido despliegue de la energía eólica, la solar y la flexibilidad para crear un sistema libre de los riesgos de los combustibles fósiles», destaca Sarah Brown, directora del programa europeo de Ember.
La eólica y solar logran los mayores incrementos de su historia
De hecho, ha sido tal el recorte de la producción con gas que por primera vez en la historia de la UE la energía eólica generó más electricidad, con un 17% y 18% del ‘mix’, respectivamente. Cabe destacar que la electricidad producida por la fuerza del viento equivalió a la demanda total de generación de Francia. Por su parte, la solar continuó con su fuerte crecimiento hasta alcanzar el 9% de la producción. Bajo este contexto, ambas lograron los mayores incrementos interanuales de su historia, tanto en generación como en capacidad instalada.
En conjunto, las energías renovables alcanzaron una cuota récord del 44%, con la energía hidroeléctrica recuperándose de los mínimos de 2022. De su lado, Ember resalta que la caída de la demanda de electricidad también contribuyó a la menor generación mediante combustibles fósiles. La demanda retrocedió un 3,4% en 2023 en comparación con el año anterior, algo que asusta a buena parte del sector. La caída fue del 6,4% respecto a los niveles de 2021, cuando comenzó la crisis energética, y poco más de un tercio se atribuyó a una reducción en el consumo de electricidad industrial. Sin embargo, desde Ember no esperan que este ritmo de caída de la demanda se repita en los próximos años, ya que aumentará la electrificación cuando despeguen las bombas de calor, los vehículos eléctricos y los electrolizadores. «La UE entrará en una nueva era de creciente demanda de electricidad. Las energías renovables deberán seguir el ritmo de ese aumento de la demanda para poder lograr los recortes de emisiones necesarios para un clima seguro», afirma Dave Jones, responsable del área de Análisis de Datos del ‘think thank’.
El estudio se ha publicado justo un día después de que la Comisión Europea haya recomendado que se fije un objetivo de reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero del 90% respecto a los niveles de 1990, de acuerdo con los dictámenes científicos. Este es un planteamiento que rebaja la ambición política de Bruselas de establecer un objetivo vinculante y que deja la decisión legislativa al Ejecutivo comunitario que surja de las próximas elecciones europeas.
El paso de la Comisión supone el inicio de un debate político y de un diálogo abierto con todas las partes interesadas en el proceso y se basa en una evaluación de impacto sobre las posibles vías para alcanzar el objetivo acordado de que la UE sea climáticamente neutra en 2050. La recomendación también establece una serie de condiciones políticas necesarias para alcanzar la meta final, entre las que se incluye la plena aplicación del marco acordado para reducir en un 55% las emisiones en 2030, garantizar la competitividad de la industria europea, la igualdad de condiciones con los socios internacionales y un diálogo estratégico sobre el marco posterior a 2030 que cuente con la industria y el sector agrícola.
España hace historia y marca la senda ‘verde’
España hizo historia en materia energética en 2023. Por primera vez generó en un año más de la mitad de su electricidad mediante fuentes renovables. En concreto, la cuota ‘verde’ en el ‘mix’ de generación casi alcanzó el 51%, lo que supone un incremento de 8,6 puntos porcentuales en comparación con el año anterior. El parque generador de energía limpia supone ya más del 60% sobre el total del sistema eléctrico nacional, superando los 76.000 instalados de hidráulica, hidroeólica, eólica, fotovoltaica, solar térmica, residuos renovables y otras renovables, según datos de Red Eléctrica.
El gran ‘boom’ verde se produjo entre 2018 y 2022 con el despliegue de alrededor de 27.000 MW, según datos del operador del sistema eléctrico y de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa Renovables). Para hacerse una idea, entre 2012 y 2018 se instalaron 4.853 MW. La solar fotovoltaica sigue en racha (sin autoconsumo) con más de 5.000 MW nuevos en 2023, mientras que la eólica pinchó con tan solo unos 500 MW de nueva potencia y tras un 2022 en el que se instaló una potencia que se encuentra entre las tres mejores de los últimos diez años.
Hacen falta unos 2.000 MW eólicos al año
Según el Estudio Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España, elaborado por la Asociación Empresarial Eólica (AEE) en colaboración con Deloitte, hacen falta alrededor de los 2.200 MW anuales para cumplir con los objetivos del Plan Nacional Integrado de energía y Clima (PNIEC). En este sentido, desde la patronal alertan de que el ritmo anual de instalación de la eólica es inferior al necesario para cumplir con los objetivos nacionales y europeos de integración de renovables.