Se trata de los proyectos Churchill, con 200 millones brutos de valor nominal, y que se adjudica Fortress, y la cartera Newman, que ha logrado Balbec, y que integra activos inmobiliarios, préstamos garantizados y un porfolio de créditos sin garantía de Santander Consumer Finance.
En menos de un año, el grupo ha sacado de su balance activos improductivos por un valor superior a los 2.100 millones. El pasado año traspasó casi 200 millones de euros en REOs (inmuebles adjudicados tras el proceso de ejecución hipotecaria) al fondo KKR de la cartera Frankel; 105 millones en activos sin garantía a PRA Iberia del proyecto Simoncelli y 1.100 millones en el Proyecto Spirit a Gescobro (Cerberus) y Axactor, exposición que integraba colas hipotecarias (deuda que sigue viva tras adjudicar el inmueble que sirve de garantía), segundas hipotecas y créditos personales y de pymes.
A finales de ejercicio, Fortress se impuso como ganador en la pugna por el proyecto Sir Barton, con hipotecas valoradas en 520 millones, y anteriormente le compró al banco otros 300 millones de euros en hipotecas del porfolio Nix.
El grupo cántabro recurre con frecuencia a la enajenación de este tipo de activos en sus diferentes filiales para limpiar balances y no distraer recursos. A cierre de 2022 y según su informe anual (último publicado), contaba con 6.422 millones de euros brutos en inmuebles adjudicados, respaldados por 3.451 millones en provisiones. De esa cuantía, 2.596 millones correspondían a activos inmobiliarios en España netos de dotaciones.
La entidad ha reordenado recientemente los servicios de gestión de este tipo de activos. De un lado completó su salida de DoValue (antigua Altamira) con la venta del 15% que mantenía en su capital al grupo italiano DoValue, que tomó el relevo a Apollo con la compra del otro 85% en 2014. Por otro lado aparcó la desinversión en Diglo, servicer que ha reforzado su equipo con la incorporación de reconocidos profesionales del sector. Esta última plataforma se creó con una segregación de activos de Aliseda, participada en un 50% por el banco y Blackstone y que en su origen fue el servicer del extinto Banco Popular.
El banco cuenta además con Deva Capital, creada en el año 2019 para, precisamente, gestionar activos de terceros y optimizar los propios por medio de la empaquetación de carteras propias bajo fórmulas como las titulizaciones con la finalidad de minimizar su consumo de capital.